BUENOS AIRES – La tradicional Cena del lunes del Círculo Italiano de Buenos Aires se transformó – el pasado 19 de mayo – en una verdadera fiesta de cumpleaños para celebrar los 152 años de esta histórica institución, fundada por empresarios italianos que también fueron figuras clave en la historia argentina, como Carlos Pellegrini y Antonio Devoto.

En uno de los salones del Círculo se montó un buffet de antipasti donde los invitados pudieron disfrutar de una selección de especialidades italianas.

La estrella de la noche fue, sin dudas, la gastronomía del sur de Italia: guanciale, capocollo y 'nduja calabresa, todos productos artesanales elaborados por Delizie di Calabria; bocconcini de mozzarella preparados en el momento por los maestros queseros de la empresa Vittorio’s; y cannoli sicilianos clásicos y de pistacho (siempre rellenos con ricota), ofrecidos por la pastelería Gino.

El chef Luigi Iavarone –también responsable del menú servido en las mesas– preparó en vivo platitos de pasta con tres tipos de salsas: pesto siciliano, pesto genovés y crema de scamorza. Todo acompañado por Campari y otros aperitivos bien italianos.

Desde el piano de cola, sonaban melodías entrañables de Amarcord y otras obras de Nino Rota, interpretadas por el maestro Hernán Fassa.

Toda la noche giró en torno a un diálogo constante –gastronómico, cultural y artístico– entre Italia y Argentina, entre lo clásico y lo moderno.

El rincón de los cannoli sicilianos.

Antes de ingresar al salón principal, la soprano Haydée Dabusti deleitó al público con el aria Addio, babbino caro, de la ópera Gianni Schicchi de Giacomo Puccini, y con algunas inolvidables canciones napolitanas como Catarì, Torna a Surriento y ’O sole mio.

El menú diseñado por Iavarone fue un verdadero Grand Tour por Italia, con un guiño especial a la tradición argentina del asado: burratina pugliese, una versión personalísima de la parmigiana de berenjenas, ojo de bife sobre crema de scamorza y puré de boniato. ¿El postre? Una degustación de tiramisú al pistacho, torta de ricota y la legendaria torta caprese (¡y cuidado con llamarla brownie!) hecha por el propio chef.

Entre plato y plato, el socio José Luis Rombolá, en el rol de maestro de ceremonias, fue presentando a los artistas invitados. Se lucieron los bailarines de tango Ángeles Vélez Rosello y César González, también profesores de los cursos de danza del Círculo, con lo mejor de su repertorio clásico y contemporáneo.

La cantante y actriz Ana Fontán interpretó temas de Astor Piazzolla –“pugliese como yo”, comentó– entre ellos María de Buenos Aires.

El embajador italiano Fabrizio Lucentini compartió unas cálidas palabras para festejar estos “primeros” 152 años del Círculo: “En mis cuatro años en Buenos Aires – dijo – fui testigo de un gran trabajo, tanto en la puesta en valor de los espacios como en la oferta de actividades. Un esfuerzo que sienta las bases para un futuro próspero”.

Por ejemplo, a los tradicionales cursos de italiano se sumaron propuestas culturales con un enfoque más lúdico, como las ya clásicas meriendas musicales de los sábados, dedicadas a íconos de la música pop italiana (de Raffaella Carrà a Laura Pausini). También hubo encuentros con referentes del mundo cultural y artístico porteño, siempre con una impronta italiana.

Reconocimiento a los trabajadores.

En la noche también se homenajeó con una placa a los empleados del Círculo, cuya amabilidad y profesionalismo hacen posible el funcionamiento diario de la institución. Esta vez dejaron de estar “detrás de escena” para recibir el aplauso merecido de socios y amigos, dejando de ser solo una cara en la entrada o una voz al teléfono.

Y como toda “fiesta italiana” que se precie, no faltó el clásico sorteo de premios, en su mayoría productos gastronómicos aportados por los patrocinadores. Luego del corte de torta, la velada siguió con una selección de hits bailables de los años ’80 y ’90.