Este miércoles se cumplieron 30 años de la trágica muerte del piloto brasileño Ayrton Senna. Cientos de fanáticos de la Fórmula 1 se reunieron en el circuito italiano de Imola, el lugar en el que perdió la vida el corredor, para rendir un sentido homenaje.
El brasileño era una de las grandes figuras del automovilismo mundial por aquellos tiempos gracias a los títulos de Fórmula 1 que había conquistado en 1988, 1990 y 1991
El trágico fin de semana en la Fórmula 1
Durante el fin de semana en el que se disputó el Gran Premio de San Marino en 1994, se sucedieron tres accidentes que alertaron a la organización de la Fórmula 1 sobre el peligro que atravesaban sus corredores durante cada una de las carreras.
El viernes 29 de abril de aquel año se realizaban los típicos entrenamientos de la tercera fecha del campeonato de F1 cuando Rubens Barrichello se despistó con su Jordan y chocó en la curva Bassa del circuito, donde su auto impactó contra la protección de neumáticos y dio varias vueltas hasta quedar ruedas para arriba. A pesar del peligroso accidente, el brasileño solamente sufrió algunas fracturas y pudo recuperarse para seguir compitiendo.
Un día más tarde, el sábado 30 de abril, el final no sería el mismo, ya que el austríaco Ronald Ratzenberger no logró doblar en la curva Villeneuve y su Simtek golpeó contra una barrera de hormigón, lo que provocó su muerte en el instante debido a que la fuerza del impacto le infligió una fractura en la base del cráneo.
A raíz de ambos sucesos, Ayrton Senna manifestó su temor a sus allegados, según ellos mismos revelaron años después. El piloto paulista se mostró preocupado por el accidente de su compatriota y la pérdida de uno de sus competidores, por lo que se puso en contacto con su pareja, a quién le habría asegurado que “tenía un mal presentimiento” y “preferiría no correr”.
Ese domingo, Ayrton llegó acompañado de su hermano al circuito ubicado sobre la ciudad italiana de Imola. Mientras se preparaba para la carrera, mantuvo varias conversaciones para avanzar sobre los temas de seguridad de los corredores durante los grandes premios de la Fórmula 1 e incluso tuvo un cercano contacto con quien había sido su máximo rival, el francés Prost.
La tragedia del austriaco y el accidente de su compatriota hicieron que Senna manifestara su preocupación, al punto tal que se replanteó seriamente la posibilidad de no competir el domingo, pero finalmente decidió hacerlo.
El brasileño envió un pésame a la familia de Ratzenberger tras su muerte y estaba decidido a homenajearlo con la bandera austríaca luego de la carrera, tal como se lo contó a su prometida la noche anterior.
Al igual que en las primeras dos carreras de la temporada, partió desde la pole position y largó a las 14 (horario local). Cuando se corría la séptima vuelta y Senna marchaba primero con 0,675 segundos de ventaja sobre su inmediato perseguidor, el alemán Michael Schumacher, encaró la curva Tamburello, donde los autos llegaban a casi 300 kilómetros por hora.
A una velocidad de 217 km/h, Senna se despistó por un inconveniente en su auto y chocó contra el muro. En menos de 30 segundos llegaron los socorristas y minutos después se detuvo la carrera, llegaron los médicos y fue trasladado en helicóptero hacia el hospital Maggiore de Bolonia.
Tras el accidente informaron que tuvo lesiones en la cabeza y que había sido llevado al hospital, pero al recibir la atención del médico en jefe de la Fórmula 1, Sid Watkins, se confirmó su muerte.
En simultáneo, se reanudó la carrera que finalizó con el triunfo de Schumacher, pero en el podio no hubo festejos ni champagne debido a los trágicos accidentes vividos en ese fin de semana.
En Brasil la muerte de Ayrton Senna constituyó una tragedia nacional, por la que el gobierno brasileño declaró tres días de luto. Recién el 5 de mayo de 1994 se realizó su funeral y se estima que tres millones de personas se acercaron a las calles de San Pablo para despedir a su ídolo.