BUENOS AIRES – Se fue como vivió: con un giro inesperado que dejó a todos atónitos. Con la muerte de Peter Deantoni, el manager de las estrellas del rock, desaparece la memoria histórica del rock nacional e internacional en Argentina.

La comunidad italiana pierde a un miembro vivaz, cuya historia comienza cuando su abuelo Laureano Pietro emigró a Argentina. En el barco, durante la travesía, conoció a una joven inglesa, lengua que él dominaba a la perfección, algo inusual para la época. La cortejó y, al llegar al puerto de Buenos Aires, ya estaban enamorados. Se casarían pocos días después.

Para nosotros en Il Globo, que lo habíamos entrevistado con motivo de la publicación de su libro De la A a la Z con Peter Deantoni (Editorial Autores de Argentina), queda el pesar de no haber podido encontrarnos nuevamente para tomar un café en su querido barrio de Colegiales, en Buenos Aires.

Nos habíamos despedido con su promesa de otro libro en el que contaría todas las anécdotas que no habían entrado en el recientemente publicado.

E historias que contar tenía muchas. Desde los conciertos de Frank Sinatra hasta el viaje en coche con Mercedes Sosa hasta Ushuaia, porque “la Negra” (como la llamaban sus fans) no quería volar en avión.

Fueron muchos los compañeros de camino de Peter en estos años. Amigos verdaderos, como BB King y el mismo Sinatra, y otros músicon con los que estaba unido –si no por la amistad– por una relación profesional de lealtad y respeto. Nombres como Rod Stewart y Ricky Martin, y protagonistas del rock nacional: Pappo, Miguel Abuelo, Charly García, Gustavo Cerati, la Mona Jiménez, Babasónicos...

Peter en una foto reciente.

Peter Deantoni no se acobardaba ante nada. Ni siquiera ante sus propios fantasmas, como su adicción al alcohol, de la cual había salido hace algunos años y que celebraba a fuerza de milanesas con papas fritas y Coca-Cola, platos que luego posteaba en Facebook. Honesto, auténtico y melancólicamente desencantado hasta el final.

A Deantoni le habían colocado un stent, pero la operación parecía haber sido un éxito. Luego vino el paro y los intentos fallidos de reanimarlo. Tenía 76 años.

Su muerte fue anunciada en la página de Facebook de Peter por su hija Cecilia, cuyo nombre fue elegido por el propio BB King en honor a la patrona de los músicos. Bastaba mencionar a Cecilia para que los ojos de Peter brillaran.

“Soy Cecilia, la hija de Peter, papá falleció hoy, fue algo repentino, un paro cardíaco...”,  rezaba la publicación. Pocas palabras, concisas. Porque cuando el dolor golpea fuerte y de repente, uno queda tan aturdido que todo se convierte en un esfuerzo inmenso.

A todos los que lo conocimos, o lo cruzamos brevemente en el camino, nos gusta pensar que simplemente partió en una nueva gira de la que volverá con nuevas historias para encantarnos. Y su lema preferido: “Sé loco, sé raro, sé feliz”.