RECANATI (MACERATA) – Es el primer italo-argentino nominado al Premio Strega, el galardón literario italiano más importante.

Adrián Bravi nació en Argentina, pero vive en Italia -en Recanati (Macerata)- desde 1987, cuando tenía 24 años. Allí se licenció en Filosofía y en la actualidad es bibliotecario en la Universidad de Macerata.

Comenzó a publicar en 1999, primero en español y luego principalmente en italiano (un idioma que ahora siente como suyo). Entre sus libros, se encuentran Sud 1982 (Nottetempo), El árbol y la vaca (Feltrinelli y, en español, de Edhasa) y el ensayo Los celos de las lenguas (Eum), donde investiga el cambio de lenguaje en los escritores. De hecho, él mismo escribe principalmente en italiano y nunca se traduce a sí mismo en las ediciones españolas.

La novela seleccionada por el Strega es Adelaida, una biografía de Adelaida Gigli, ceramista y escritora argentina originaria de Las Marcas, que huyó de Italia en 1931, cuando tenía apenas cuatro años, debido a las leyes raciales. Y en 1983 regresó como exiliada a su natal Recanati, perseguida por la dictadura, luego del secuestro y desaparición de sus dos hijos, nacidos de su matrimonio con el escritor David Viñas.

Es precisamente en Recanati donde Adrián la conoce, un año después de su llegada al pueblo.

“Nos presentó un amigo en común, como suele ocurrir entre compatriotas expatriados con nostalgia –recuerda–. A partir de ahí comenzó una relación muy intensa, una amistad viva y presente que se prolongó hasta su muerte, en 2010. Aunque lamentablemente pasó sus últimos años en una residencia de ancianos, porque padecía Alzheimer y no tenía familiares cercanos que pudieran cuidar de ella”.

Al leer las páginas del libro de Bravi, el lector tiene la sensación de estar no sólo ante una biografía, sino sobre todo una autobiografía, porque los primeros años del autor en Italia transcurren en torno a la figura de Adelaida.

“Encontrarla significó encontrar un pedazo de la cultura argentina –dice–. Me hizo descubrir autores como Riccardo Piglia, que no conocía. Ella fue una especie de mentora para mí. Yo tenía 25 años, ella 60. Era una mujer fascinante que llevaba dentro un enorme sufrimiento”.

Adrián y Adelaida tenían en común la nostalgia del expatriado. Con la diferencia de que la mujer era una exiliada cuyo mundo, en Argentina, ya no existía. “Todos sus amigos, los que sobrevivieron, estaban dispersos por el mundo –comenta Bravi–. En cambio yo, si las cosas me hubieran ido mal, podría haber regresado en cualquier momento”.

En Recanati, sin embargo, Adelaida había logrado recrear un mundo a su medida. También había fundado un taller de cerámica, su especialidad artística.

“Yo tenía una edad intermedia entre sus hijos y sus nietos y por eso, tal vez, me tomó cariño –aventura Adrián–. Con la diferencia de que, al no ser su pariente, conmigo se sentía libre, no tenía problema en agarrar una botella de whisky y tomarse la mitad en una noche”.

La portada de la novela.

La idea de una biografía sobre Adelaida Gigli nunca había sido considerada por el escritor, por una especie de temor y pudor.

“Un día Agustín Gigli, hijo del hermano de Adelaida, me envió todas las cartas digitalizadas que ella le había enviado a su hermano –recuerda–. Al leerlas, descubrí  aspectos de ella que nunca había conocido”. Y de ahí la decisión de rendir homenaje a esta bella, brillante y valiente mujer, y al dolor que residía en ella.

Los próximos pasos, para Adrián, serán el 5 de junio, cuando se darán a conocer los cinco finalistas del premio Strega, y el 4 de julio, día en el que se comunicará el nombre del ganador.

“Ya considero un logro extraordinario que una novela publicada por una editorial independiente haya llegado tan lejos”, afirma.

Mientras tanto, en Argentina ya tiene su propio grupo de seguidores. Son los participantes del Círculo de lectores de la Dante de Mar del Plata, un grupo literario que forma parte del jurado externo del Premio Strega. No ven la hora de que el escritor regrese a Argentina para organizar una reunión de presentación del libro.

La obra será publicada en Argentina por la editorial Planeta, mientras que en España ya fue publicada por Minúscola.