BUENOS AIRES – Vicente Bollini y Nicolás López son socios y amigos desde hace muchos años y juntos tienen una agencia de marketing que organiza campañas publicitarias y eventos promocionales para diversas empresas del sector. 

Hace dos años se embarcaron en una nueva aventura: abrieron Andiamo, un local gastronómico de inspiración napolitana en el centro de la Ciudad de Buenos Aires.

Si bien el de la pizzería no es su negocio principal, impresiona ver cómo se han sumergido en el oficio. Y no sólo en los aspectos de marca, sino también en los culinarios. Los dos publicistas se han convertido en expertos en levaduras, harinas y hornos. 

Seis años antes habían abierto un restaurante asiático en el barrio de Palermo, que sin embargo “fracasó estrepitosamente”, como ellos mismos dicen. “Nos prometimos no volver a intentar nunca más un emprendimiento gastronómico –confiesa Vicente– pero acá estamos”.

No todo fue en vano: de esa desastrosa experiencia, los dos socios aprendieron la importancia de la ubicación del restaurante. Fue precisamente el lugar donde está ahora Andiamo el que hizo que quisieran intentarlo de nuevo. “Nos gustó mucho el lugar”, dice Nicolás. “Aunque en esta zona se han abierto muchas pizzerías nuevas de estilo napolitano, nuestra propuesta es diferente, porque no es un restaurante ni un simple lugar de comida para llevar, sino una pizzería-cafetería”.

Combinando estos dos alimentos fundamentales de la cultura italiana, crearon un modelo que cubre todas las necesidades de los habitantes del barrio, que pueden tomar un desayuno típico porteño, almorzar en su descanso de oficina y cenar una pizza.  

Andiamo está abierto todo el día. A las 10 de la mañana se prende el horno para producir pizzas, focaccias y empanadas sin parar hasta medianoche, todos los días e incluso feriados. A cualquier hora se puede ir a comer o a tomar un café. “¿Y por qué no, ambas cosas juntas? –dice Vicente–. No somos puristas de la cocina italiana. Creemos que los gustos son subjetivos y nos adaptamos a lo que les gusta a nuestros clientes”.

La pizza margarita de Andiamo.

“La pizza napolitana no es una moda –explica Nicolás–. A esta altura ya es parte de la cultura gastronómica de Buenos Aires. La primera vez que lo probé me pareció raro porque estaba acostumbrado a la argentina, pero después le tomé el gusto. Sin embargo, la nuestra es una adaptación de la receta napolitana al gusto argentino. Al principio, algunos clientes venían específicamente buscando pizza estilo napolitano, mientras que otros se sentían defraudados porque nuestra margherita (con tomate, mozzarella y albahaca fresca) no tenía la cantidad de queso a la que estamos acostumbrados en Argentina”.

Para resolver el debate y complacer a todos los gustos, ahora ofrecen dos opciones diferentes: la Margherita y la Muzzarella . La primera es la clásica italiana con queso fior di latte y la otra es una aproximación, pero con abundante mozzarella argentina. 

Su horno napolitano funciona a gas pero se le agrega leña, lo que ayuda a elevar la temperatura y le da un sabor distintivo. También lo utilizan para cocinar empanadas típicas argentinas y fugazzeta tradicional de Buenos Aires.

La focaccia de Andiamo rellena de mortadela y mozzarella fior di latte, con pesto de brócoli.

“Nuestra idea inicial era abrir una pizzería italiana –explica Nicolás– pero después nos dimos cuenta de que no somos italianos, somos argentinos con raíces italianas, y por eso para ser auténticos teníamos que hacer una mezcla. Nuestra clientela está compuesta en parte por turistas que visitan la ciudad y en su mayoría por vecinos. Al fin y al cabo somos una pizzería de barrio”. 

El lugar generó movimiento en una zona donde por la tarde no pasaban muchas cosas, tal y como cuenta Vicente: “Los vecinos nos han dicho varias veces que le hemos dado nueva vida a la manzana. Nos apoyan mucho y eso nos da más energía para seguir adelante”.

Lamentablemente, la crisis se hace sentir y las ventas cayeron en los últimos meses, pero Andiamo sigue siendo un punto de referencia para sus clientes y los dos socios confían en que, en el lugar adecuado, podrán seguir creciendo. “Queremos abrir un segundo restaurante, pero estamos esperando la oportunidad adecuada –añade Nicolás–. Un lugar que tenga la misma magia que encontramos acá”.