BUENOS AIRES – Los recuerdos, los sueños, las promesas cumplidas (y las incumplidas) en el relato de italianos que llegaron a Argentina de niños, en la segunda posguerra. Forman parte del documental Di Là (De Allá), realizado por Marisa Costantino, corresponsal consular en localidades del conurbano bonaerense como Tres de Febrero, San Martín, José C. Paz, San Miguel, Villa Bosch y Malvinas.

Se presentará el sábado 6 de septiembre a las 17:00 en la sede de la Asociación Cerdeña de Villa Bosch (San Leonardo Murialdo 636), en el marco de las celebraciones por el Día del Inmigrante (4 de septiembre). El programa incluye merienda y show musical, y cuesta 10.000 pesos (solo con reserva previa, contactándose al 115 890 9687).

“Se trata de una selección de materiales de una serie de entrevistas que estoy haciendo desde principios de año a personas nacidas en Italia y llegadas después de la Segunda Guerra Mundial”, dice Marisa.

Para ellos, Argentina era una promesa de futuro. “Huyendo del hambre, sin haber poseído nunca nada, llegaban a un país desconocido, cuya lengua no hablaban –continúa–. Y aun así pudieron formar una familia, un patrimonio, muchas veces emprendimientos importantes. Y contribuyeron al bienestar de Argentina”.

La inmigración italiana también moldeó el desarrollo demográfico del conurbano, ya que los recién llegados se establecían en zonas donde ya vivían parientes, amigos o paisanos, que los ayudaban a conseguir casa y trabajo.

El flyer de la presentación.

“Recogí testimonios que hacen reflexionar”, cuenta Marisa. Que recuerda que su familia, recién llegada, fue abordada por tres personas que ofrecían trabajo al mismo tiempo. Que rememora la incredulidad ante el salario diario ofrecido, equivalente al pago de un mes en Italia.

“Los barcos con nombre de ciudades argentinas desembarcaban personas y volvían a Italia con un cargamento de carne, según un acuerdo entre Italia y Argentina”, explica Marisa. En cierto sentido, ayer como hoy, los migrantes son “carne de cañón”.

¿Qué fue, hoy, de esos hombres y mujeres? “En aquel entonces eran niños –concluye Marisa–. Ni siquiera se puede hablar de migrantes, porque en Argentina no ‘fueron’, los ‘trajeron’ según decisiones tomadas por otros. Pero hoy todos pertenecen a la clase media, en muchos casos media-alta, con estudios universitarios. Y, sobre todo, no han mostrado interés alguno en volver a Italia, que para ellos solo representa el recuerdo del hambre”.