LA PLATA - Es el rostro joven de la Asociación Lombardía de La Plata. Luana Bustamante tiene apenas 27 años y pasó su adolescencia participando en las actividades de la organización, antes de asumir un rol en la comisión directiva.

“La asociación nació en 2012. Yo hice la primaria en una escuela italiana –dice–. Era una especie de paso obligado. Al principio participé de los desfiles en las jornadas dedicadas a las colectividades. Por un tiempo también fui community manager, pero después los compromisos de estudio ya no me lo permitieron”.

Los bisabuelos maternos de Luana eran lombardos: ella de Como, él de la Valtellina (Sondrio).

“Mantenemos el contacto con la familia”, afirma. Y agrega, con un toque de afectuosa envidia: “Un primo mío fue a visitarlos, lo recibieron con los brazos abiertos, le mostraron fotos, le contaron anécdotas familiares. Yo también quiero hacer ese viaje de búsqueda de mis raíces, reencontrarme con la historia de mi familia, con esta parte de mí”.

Luana junto al embajador Fabrizio Lucentini.

Sobre la comunidad lombarda en Argentina, Luana tiene las ideas claras: “Siempre fuimos poco visibles, también porque muchos, después de hacer fortuna, volvieron a vivir a Italia”, afirma. Una situación que también pesa sobre la Asociación. “Conozco muchos descendientes jóvenes en La Plata, pero no están muy interesados en participar activamente en la vida asociativa. Las mismas familias no los incentivan. Y los socios fundadores ya son bastante mayores”.

El propio presidente de la Región, Attilio Fontana, viajó el año pasado en misión a Buenos Aires en busca de descendientes lombardos, prometiéndoles condiciones facilitadas para un eventual regreso.

Durante la pandemia, la Asociación Lombardía abrió su página de Instagram. “Logramos –recuerda Luana– contactar a mucha gente y viceversa, pero después era difícil obtener un mínimo de compromiso para trabajar juntos. Creo que hay que empezar desde chicos a frecuentar estos espacios para que se genere la pasión”.

Otro obstáculo es que la asociación no tiene una sede propia donde organizar sus actividades. Esa situación dificulta su visibilidad y hace más compleja y costosa la organización de fiestas, eventos o cursos de italiano. No se pueden organizar talleres deportivos ni alquilar los salones a particulares, una fuente importante de ingresos para todas las asociaciones.

De todos modos, como subraya Luana, “Lombardía está presente. Participamos en ferias, festivales y distintas manifestaciones, a pesar de los escasos recursos”.