GÉNOVA – Cruzó el Océano Atlántico al menos cuatro veces. De Basilicata a Estados Unidos, Argentina, Uruguay. Ahora el proyecto BasilicatË está en su fase final, que tiene lugar en el Museo de la Emigración Italiana (MEI) de Génova.

El trabajo fue complejo. Tuvo al frente al Centro de estudios para los lucanos en el mundo “Nino Calice” de Lagopesole (Potenza) y al grupo de trabajo dirigido por los arquitectos Mimì Coviello, Fabio Ciaravella y Cristina Amenta, que participaron en la investigación, la creación del catálogo y la puesta en escena de la exposición en las distintas sedes: Nueva York, Buenos Aires, Montevideo, Turín y ahora Génova, donde estará abierta al público hasta el 20 de octubre.

Desde el principio, el proyecto se configuró como una investigación participativa, “con” las diferentes comunidades de la diáspora lucana en América, y no simplemente “sobre” ellas.

Los llamados expertos no han logrado “explicar la experiencia migratoria de los inmigrantes”. En cambio, Mimì, Fabio y Cristina solicitaron a las comunidades que compartieran sus historias, con el fin de explorar las diversas facetas de la identidad lucana en el mundo. Esto incluyó los vínculos más fuertes con la tierra natal, las contaminaciones y las construcciones de significado relacionadas con el concepto de arraigo en la tercera o cuarta generación.

Y las comunidades, con esa generosidad y ganas de compartir propias de los pueblos del Sur, respondieron al llamado. Abrieron las puertas de sus casas, compartieron las emociones de las fiestas religiosas, cocinaron sus recetas favoritas y se ofrecieron a recitar un poema de Rocco Scotellaro (Serenata al paese).

En el Año de las Raíces Italianas, el proyecto revitaliza la red internacional de comunidades lucanas en el mundo (incluida Italia).

El sentido del proyecto, que ha costado dos años de trabajo, reside precisamente en potenciar los vínculos existentes en virtud de su relevancia, de su capacidad de evolución y de diálogo, en el convencimiento de que cultura y tradiciones no son “piezas de museo”, sino referencias dinámicas y objetos con vida.

Los lucanos del mundo piden que hoy hablemos de ellos, y no sólo de sus abuelos. Muchos jóvenes tienen roles importantes dentro de la comunidad (un ejemplo es María Eugenia Serrano, presidenta del Cómites di Loma de Zamora).

El montaje de la exposición en el MEI de Génova.

Y esto también se aplica a Basilicata, una región pequeña y poco poblada (hay más lucanos en el extranjero que residentes en el territorio), pero con una influencia cultural mucho mayor de lo que uno imagina.

Existe una conexión apasionante en el hilo que se está tejiendo gracias a BasilicatË, útil para la narrativa general de la emigración italiana y la difusión de la hospitalidad como valor de evolución y paz.

No es casualidad que todo parta de una fortaleza suaba en Lagopesole, sede del centro "Nino Calice”, que perteneció a Federico II, Stupor Mundi. El emperador alemán que también hablaba árabe y siciliano quiso evitar una cruzada con la fuerza del diálogo y la diplomacia.