MONTEMURRO (POTENZA) –  Esta vez le tocó a Il Globo hacer turismo de raíces. El diario se dirigió a Lucania para seguir el proyecto BasílicatË, que ya ha llegado a su fase final.

La primera parada del viaje es Montemurro (en Potenza), para una velada organizada por la Fundación Appennino, cuya historia está ligada a una historia de migraciones.

La Fundación promueve proyectos de desarrollo sostenible, mejora territorial y turismo. Organiza festivales y eventos culturales y lleva a cabo una importante actividad editorial, en un principio con la editorial Donzelli y en la actualidad con la editorial calabresa Rubettino. Y publica su propia revista, titulada Civiltà Appennino.

Además, es la referente Basilicata para el programa Italea, creado por el Ministerio del Exterior de Italia para incentivar el turismo tradicional y fomentar el desarrollo de territorios con alto riesgo de despoblación.

La sede es el hogar de la familia Lacorazza, y también funciona como hostería para visitantes e investigadores. “Lo construyó un hermano de mi abuelo”, afirma Gianni Lacorazza, miembro del consejo de administración. Periodista, con un pasado en periódicos y oficinas de prensa institucional, decidió dejar su trabajo fijo para dedicarse a la fundación y sus proyectos culturales.

“Mi abuelo era el último de ocho hermanos –continúa–. Los cuatro varones partieron hacia Colombia a finales del siglo XIX. Él no, porque tenía problemas de visión”.

En Colombia los hermanos fundaron una fábrica de sombreros, Lacorazza hermanos, que logró convertirse en una reconocida marca, con una oficina en Bogotá y otra en Santa Marta.

“Uno de ellos, Giacinto, regresó al pueblo y, entre 1919 y 1920, hizo construir un palacio con la esperanza de reunir allí algún día a toda la familia – continúa Gianni– . Mi abuelo fue quien tuvo una vida menos aventurera ,debido a su discapacidad. Sin embargo, fundó aquí en Montemurro en 1914 la almazara cooperativa, la más antigua de Italia que aún funciona”.

El alma de la casa, cultivadora de su genio loci, es Erminia Di Sanzo, madre de Gianni y presidenta de la fundación, que equipó las habitaciones con objetos familiares, cuadros y libros, para que pareciera un lugar habitable y cálido, vivo, que lograra resumir historia en cada rincón, y no un hotel.

La tarde del 26 de julio, con un catering preparado por el propio Gianni, la Fundación Appennino recibió a los invitados del proyecto BasílicatË y a los habitantes del pequeño pueblo para una fiesta de bienvenida.

Mimì Coviello, coordinador del comité técnico y científico del centro de investigación  Lucani nel Mondo “Nino Calice”  de la región de Basilicata, resumió brevemente el significado del proyecto y su estructura, sin ocultar lo difícil que fue, al principio, lograr la aceptacion de la filosofía del trabajo: una investigación sobre la identidad que de alguna manera desarticulaba y negociaba continuamente el concepto mismo de identidad.

El intendente Senador Di Leo (que se presentó a las elecciones con una agrupación de centro izquierda) recordó el pasado de Montemurro, que llegó a tener hasta 8.000 habitantes, mientras que en la actualidad -debido a los terremotos y la emigración - tiene poco más de mil.

La velada estuvo acompañada por los vinos de Cantine De Biase, con sus productos orgánicos y veganos, y por la música de Sergio Santalucia, “narrador” (como lo definen sus compañeros del pueblo), multiinstrumentista y gran conocedor de la música popular local y napolitana. tradición. “Muchos lucanos en el extranjero ni siquiera conocen su identidad – afirma–. Nos toman por calabreses, napolitanos, puglianos, como si nuestra región no existiera”.