BUENOS AIRES – Fueron necesarios diez años. El primer trabajo como director de Brando De Sica, Mimì, il principe delle tenebre (Mimì, el príncipe de las tinieblas), es una realidad. Y fue furor en varios festivales de cine de autor, desde Locarno, en Suiza, hasta Sitges, en Cataluña.
Y ahora en Buenos Aires, donde Brando es uno de los directores invitados a presentar su obra al público durante la Semana del Cine Italiano.
Mimì es una película de terror donde los códigos de este género cinematográfico están al servicio de una reflexión crítica sobre la sociedad, sobre la soledad que nos empuja a escapar de la realidad.
De Sica demuestra no sólo su capacidad de construir metáforas, sino también de habitarlas, explorando hasta la última habitación, buscando sin piedad la última partícula de polvo detrás de las puertas.
El film relata la historia de un niño huérfano que trabaja en una pizzería.
El pequeño sufre una malformación en los pies y por eso es acosado por parte del hijo de un miembro de la Camorra. Cuando conoce a Carmilla, que está convencida de ser descendiente de Drácula, se ilusiona pensando que encontró el amor y la aceptación.
Los dos chicos deciden escapar del mundo, incapaz de entenderlos. Pero no les servirá de nada. Les espera, en cambio, un trágico epílogo.
“Hice una película sobre los sueños –declara Brando De Sica–. Sobre la sociedad que excluye, que no sabe aceptar a las personas que no entran dentro de sus parámetros y las empuja a escapar de la realidad".
Pero ¿por qué una película de terror? Género de nicho, que tiene un núcleo duro de fans pero que tiende a repeler al público en general.
“Porque soy un gran amante del cine de terror –afirma Brando–. Lo descubrí siendo niño, robando dos Vhs de mi tío Manuel y viéndolos a escondidas".

El cartel de la película.
Las películas eran Drácula, de Fischer (1958), y La noche de los muertos vivientes (1968), de Romero. Ambos están presentes, en esencia, en Mimì. “Siento que Fisher me influenció por las atmósferas góticas y la puesta en escena casi teatral, mientras que el enfoque más realista se lo debo a Romero” –explica el director, que luego aclara su método de trabajo:– “Me apego a un personaje, lo sigo y, si tengo suerte, me lleva a una historia”, afirma.
El personaje, en este caso, es Mimì (interpretado por Domenico Cuomo, a quien el público italiano conoce porque forma parte del reparto de la serie de Rai Mare Fuori).
“Debido a sus pies deformes no tiene estabilidad, no puede encontrar su centro, su equilibrio –afirma De Sica–. Describo la transición entre la pubertad y la adolescencia cuando todos buscamos una identidad, queremos entender quiénes somos. Los vampiros, en cambio, "no son", por eso tienen que chupar la sangre de otros".
Pero incluso el hijo de la Camorra, que intimida y tortura a Mimì, se parece más a él de lo que cree. A él también le gustaría ser otra cosa, seguir un camino diferente al mandato de su padre, pero no puede. Y proyecta sus frustraciones en Mimì.
La elección de Nápoles para ambientar la historia está ligada a una teoría según la cual el verdadero Drácula está enterrado aquí, en la iglesia de S. Maria della Nova.
“Además, tiene una larga historia de ocultismo y es una ciudad visceral y estratificada en el tiempo”, agrega.
Mimì se proyectará hoy a las 21.40 (en presencia del autor) y el 7 de abril a las 19, en el cine Cinépolis. Las entradas pueden ser adquiridas de manera online.