BUENOS AIRES - Todo italiano que llega por primera vez a Buenos Aires se siente como en casa. Experimenta una sensación de familiaridad o incluso déjà-vu.

Este fenómeno, sin duda, está ligado a la fisonomía de la ciudad, a los carteles llenos de palabras y de nombres italianos, pero también a su estructura arquitectónica.

Muchos inmigrantes de la primera ola, entre 1876 y 1914, encontraron trabajo en la construcción. Simples albañiles, pero también técnicos y diseñadores. Incluso arquitectos.

A ellos está dedicado el libro Huellas italianas en el patrimonio arquitectónico de Buenos Aires, publicado por la Embajada de Italia en Argentina y estructurado como un paseo entre los edificios más emblemáticos diseñados por arquitectos e ingenieros italianos.

La obra fue presentada en la Biblioteca Nacional, un edificio de estilo brutalista diseñado por el italiano Clorindo Testa.

Participaron el embajador Fabrizio Lucentini, Rita Comando (presidenta de la Sociedad Central de Arquitectos), María Pompeiana Iarossi (profesora del Politécnico de Milán), las editoras de la obra (Estela Ansaldi y Liliana Gotlib), Juan Fontana (arquitecto del estudio Clorindo Testa ) y el profesor de la Universidad de Buenos Aires Carlos Campos.

El itinerario comienza con una sorpresa: incluso el Cabildo (sede de los virreyes españoles en la época de la colonia) fue diseñado por un italiano: Giovanni Andrea Bianchi (nacido en Campione d'Italia, en Lombardía, en 1675).

Y no solo eso: su restauración –que se llevó a cabo en 1938– se basó en investigaciones del piamontés Juan Antonio Buschiazzo, autor de los proyectos de los cementerios de Chacarita y Recoleta, así como del mercado de San Telmo.

A Francesco Tamburini, nacido en Ascoli Piceno en 1846, le debemos la renovación de la Casa Rosada,la actual sede del gobierno nacional, y del Teatro Colón, inaugurado en 1857 con una edición de la Traviata de Giuseppe Verdi . Es considerado uno de los mejores del mundo en acústica.

El edificio del Congreso, inaugurado en 1906, es obra del piamontés Vittorio Meano.

No podemos olvidar el famoso Palazzo Barolo de Mario Palanti, pero tampoco los aportes más recientes como el Teatro Coliseo de Mario Bigongiari, donde aún hoy se desarrollan todos los espectáculos institucionales de la comunidad italiana. Y las obras maestras concretas de Clorindo Testa: además de la Biblioteca Nacional, el edificio del antiguo Banco de Londres, en pleno centro (también de estilo brutalista) y el Centro Cultural Recoleta.