BUENOS AIRES – Carlos Horacio Torrendell, actual secretario de Educación de la Nación en el gobierno de Javier Milei, fue el invitado de honor de la tradicional “Cena del Lunes” del Círculo Italiano de Buenos Aires.

El encuentro mensual reúne a personalidades de la cultura y la política para dialogar sobre temas de actualidad, acompañados por un menú de autor a cargo del chef Luigi Di Napoli.

Docente e investigador, Torrendell es doctor en Ciencias de la Educación y enseñó en escuelas secundarias y en distintas universidades privadas del país. Se especializa en políticas educativas innovadoras, formación docente, sistemas comparados e historia de la educación.

“Estamos peor que hace veinte o treinta años”

“Occidente está atravesando una crisis educativa –comenzó Torrendell–. El sistema escolar, tal como lo conocemos, es un producto de la modernidad, pero desde hace décadas vivimos un cambio profundo que todavía no se completó”. El tono es calmo y didáctico, propio de un profesor universitario.

Para el responsable del sistema escolar argentino, las políticas educativas “son siempre un desafío complejo y nunca definitivo”, sobre todo en este contexto de transición y “desorientación cultural, en el que los valores están cambiando”.

Lo digital forma parte de la vida cotidiana y, remarcó, en la Argentina hoy casi todos los jóvenes, sin importar su condición económica, tienen acceso a internet a través de un celular.

Sin embargo, observa que los datos no son alentadores: “En los últimos viente años, la Argentina retrocedió en tasas de graduación y resultados de aprendizaje, mientras que países vecinos, como Chile y Uruguay, mejoraron. Estamos peor que hace veinte o treinta años”.

Un ministerio “caótico y desorganizado”

Cuando asumió el cargo, Torrendell encontró un sistema “caótico y desorganizado, sin líneas claras de acción, ni a nivel ministerial ni escolar”. Denunció la falta de datos confiables: el último censo docente fue en 2014 y estuvo mal ejecutado, lo que impidió procesar los resultados; los sistemas de información no se comunican entre sí y ni siquiera hay certeza sobre la cantidad exacta de estudiantes y docentes.

Como la Argentina es un país federal, el trabajo coordinado entre el gobierno nacional y las provincias es clave. En ese sentido, destacó la buena relación con los ministerios provinciales, gracias al carácter técnico –y no político– de su perfil. “La política partidaria nunca entró en mi gestión”, remarcó.

El problema de la formación docente

Uno de los puntos más críticos, según Torrendell, es la calidad de la formación de los docentes. “Somos el país con más institutos de formación docente del mundo, pero sin resultados –afirmó–. Es como la inflación: emitimos profesores que no saben enseñar y graduados con poca preparación. Las instituciones se vuelven como una moneda sin valor”.

Para el secretario, el deterioro del aprendizaje y del dominio del lenguaje debilita la base misma de la transmisión del conocimiento: “El lenguaje es el código que nos permite entendernos. Si lo empobrecemos, limitamos cualquier posibilidad de progreso”.

Ideología y desigualdad

Torrendell criticó el “determinismo” presente en parte del pensamiento progresista argentino según el cual, dijo, el contexto social condiciona de manera irreversible las posibilidades educativas de un joven: “Es una visión que termina siendo conservadora. La Argentina fue un ejemplo mundial de alfabetización masiva de hijos de inmigrantes muy pobres. No existe un vínculo determinista entre origen social y calidad del aprendizaje”.

También advirtió sobre una deriva académica que, en nombre del anticolonialismo, rechaza todo referente de la cultura occidental: “La escuela sirve justamente para salir del propio contexto familiar y comunitario, para descubrir mundos más amplios”.

“El último año debe consolidar las competencias adquiridas”

De cara al futuro, Torrendell imagina una escuela integrada a un ecosistema educativo más complejo e “híbrido”, donde las tecnologías audiovisuales acompañen la enseñanza tradicional. Su gestión, señala, apunta a profesionalizar a los docentes, administrar recursos en base a datos verificables y condicionar los fondos a objetivos concretos de aprendizaje.

Entre sus propuestas figura un examen nacional de egreso del secundario –similar a la maturità italiana– que no fue aprobado en la reciente Ley Bases, pero que Torrendell quiere volver a impulsar. “El último año de escuela hoy es, muchas veces, un ‘posgrado en organización de eventos’ entre fiestas de egresados y ritos estudiantiles, cuando debería ser el año para consolidar las competencias adquiridas”, señaló.

“​Más acciones concretas”

Para el secretario, las prioridades son “la alfabetización y la matemática, considerando la inteligencia artificial y recuperando una formación humanística”, empezando por la primaria para reducir el abandono en la secundaria.

“Hay que superar la ideología que mira la cultura dominante solo de manera crítica –dijo–, sin dejar de lado la tradición de revisión y debate, que en definitiva siempre fue un rasgo típico del pensamiento occidental, fruto de siglos de interacciones culturales: hace falta menos ideología política y más acciones concretas para garantizar a los chicos las competencias necesarias para su futuro”.