SANTIAGO – En la antesala de la segunda vuelta electoral en Chile, la izquierda representada por Jeannette Jara y la ultraderecha liderada por José Antonio Kast protagonizaron en la noche del martes un debate televisivo intenso y tenso, que puso en evidencia no solo sus visiones contrapuestas de país, sino también las distintas estrategias con las que piensan responder a las principales preocupaciones de los chilenos: seguridad, control migratorio y economía.

El encuentro, organizado por la Asociación Nacional de Televisión (Anatel) y moderado por cinco periodistas, fue el último cara a cara entre ambos candidatos. Un debate áspero, en el que ninguno logró imponerse con claridad. Sin embargo, Jara se mostró sólida, precisa y contundente, mientras que Kast apareció nervioso, tropezando varias veces con errores de datos y definiciones, aunque se presentó con una puesta en escena de presidente en potencia.

Entre los primeros temas abordados, los candidatos discutieron la capacidad de garantizar estabilidad política. Ambos mencionaron la necesidad de “acuerdos”. Quien resulte ganador el 11 de marzo deberá lidiar con un Parlamento sin mayorías, donde a la derecha y la ultraderecha juntas les faltan solo dos diputados para alcanzar el 50%, y donde los votos del Partido de la Gente (Pdg) de Franco Parisi —que salió tercero y también está dividido— serán decisivos.

Jara acorraló a Kast en varios frentes, entre ellos las declaraciones de un parlamentario republicano que había planteado indultos para condenados por pedofilia, asegurando que ella no firmará indultos durante su gobierno, y las contradicciones del candidato de la ultraderecha en materia de control migratorio.

Sobre la inmigración irregular, Jara defendió su propuesta de registro obligatorio: “El que no se registre será expulsado”. Sus palabras respondieron a las críticas de Kast, quien la acusó de haber abierto la puerta a una regularización amplia en los primeros meses de campaña.

Uno de los momentos más duros del debate se dio cuando Jara cuestionó la falta de experiencia administrativa de su adversario, que se presenta por tercera vez a la presidencia.

Consultado sobre los derechos de las diversidades sexuales, Kast sostuvo que su sector “siempre ha respetado la dignidad humana” y que nunca “usó consignas para ganar votos”. Acusó a la izquierda de estar prisionera de la ideología y de alimentar prejuicios, en lugar de enfrentar los problemas reales.

A pesar de haber ganado la primera vuelta del 16 de noviembre, cuando obtuvo el 26,9%, todas las principales encuestas indican que Jara parte en desventaja para el balotaje y que ese porcentaje ya está cerca del techo probable de votos que podría alcanzar en la segunda vuelta.

Kast, que salió segundo con el 23,9%, puede contar con apoyos clave del ultralibertario Johannes Kaiser y de la exintendenta de Providencia Evelyn Matthei, figura destacada de la derecha tradicional. Sumando esas fuerzas, superarían el 50% de los votos.

Sin embargo, los analistas advierten que la derecha no está unificada y que un papel determinante lo jugará el 20% de los electores que en la primera vuelta apoyaron al populista de derecha Franco Parisi, cuyo posicionamiento sigue siendo imprevisible. Por primera vez, además, en Chile el voto es obligatorio, un factor que podría modificar el resultado final.