El emblemático edificio que se dice inspirado en la Divina Comedia cumple cien años y la fundación Amigos del Palacio Barolo organizó un evento para celebrarlo.

El Palacio Barolo fue inaugurado en 1923, diseñado por el arquitecto milanés Mario Palanti por voluntad del empresario textil Luigi Barolo, piamontés que emigró a Argentina en 1890.

Palanti, formado en la Academia de Brera y en el Politécnico de Milán, participó en el diseño de muchos otros edificios icónicos de la ciudad como el Palacio Alcorta, la casa Redonda y  el edificio Roccatagliata.

En la planta baja del edificio se proyectó un vídeo sobre la historia del edificio, su patrimonio artístico y simbólico. Luego, la Legislatura porteña entregó una placa conmemorativa a los representantes del edificio, conocido también como el primer rascacielos latinoamericano.

En el centro de la sala, bajo la imponente cúpula, la reconocida pianista Martha Noguera -presidenta de la Fundación Chopiniana Argentina-, ofreció un concierto con un repertorio dedicado a Chopin.

“Es un gran honor estar en este evento. Tengo una gran admiración por esta obra arquitectónica y cómo se inspiró en la poesía, en la Divina Comedia de Dante Alighieri”, dijo el intérprete.

Los símbolos ocultos que vinculan este emblemático palacio porteño con el poema fundamental de la lengua italiana son una vox populi que aumenta el encanto de este ya de por sí imponente edificio.

La Fundación los Amigos del Palacio Barolo está dirigida por los hermanos Tomás y Miqueas Thärigen, bisnietos de Carlos Eduardo Jorio, uno de los inquilinos originales del edificio. El objetivo de la fundación, tal y como explica Tomás en su intervención en la fiesta, es promover y compartir el patrimonio histórico y cultural que el palacio encierra entre sus muros.

Para eso, ofrecen distintas opciones de visitas guiadas accesibles a todos. Visitas temáticas inspiradas en la obra literaria de Borges o centradas en la Divina Comedia y guiadas por un actor disfrazado de Dante, visitas nocturnas a la cúpula con su particular faro… 

También está disponible una visita guiada especialmente organizada para personas ciegas, que gracias a un modelo en miniatura pueden tocar la estructura del edificio.

Durante el evento se entregaron premios a las personas que, durante décadas, permitieron alcanzar el objetivo propuesto por la fundación.

El arquitecto Fernando Carral fue el responsable de la restauración del icónico faro en la cúpula de Barolo en 2010.

Roberto Campbell, administrador de las 400 oficinas del edificio, agradeció "a los consorciados e inquilinos que en estos 25 años me han ayudado a devolverle su esplendor a Barolo, recuperándolo de sus cenizas, del infierno" en referencia a la leyenda que une el edificio al Divina Comedia.

“Luigi Barolo y Mario Palanti capturaron nuestra imaginación a través de la cultura. Y asìnos conquistaron".

Único en su estilo, Palazzo Barolo representa un conjunto de corrientes artísticas y técnicas que normalmente no coexisten. Fue completamente innovador en ese momento y mantuvo el récord del edificio más alto de América del Sur hasta 1936, cuando fue desplazado por el rascacielos Kavanagh.

Todavía hoy su escala y su particular arquitectura impresiona al público.

El secreto del encanto de este monumental edificio no está sólo en el mito de Dante sino también en el de sus creadores. De hecho, Miqueas Thärigen dedica la velada a Barolo y Palanti, “hombres que, soñando con nosotros en el futuro, nos han forjado y que nos siguen inspirando para realizar grandes hazañas con esta obra monumental... Esto es lo que Barolo simboliza, creer en el futuro”, afirma.

Hoy Palazzo Barolo es una parada turística imprescindible que también es muy visitada por los lugareños. Un lugar que nació del sueño de un hombre que quería conservar un ícono de su cultura y que finalmente se convirtió en un ícono de la ciudad de Buenos Aires.

Desafortunadamente, Luigi Barolo no pudo ver terminado su palazzo. Murió seis meses antes de que finalizaran sus obras, pero su edificio sigue contando la historia de hombres con grandes sueños.