BUENOS AIRES – Fue el amor por el teatro lo que retuvo a Claudio Lauria en Buenos Aires, entre tantas capitales sudamericanas que recorrió durante sus viajes por la región a comienzos de los 2000. Nacido en Roma hace unos cincuenta años, es uno de los tantos italianos que llegaron en las oleadas migratorias más recientes, “víctimas” del encanto que Buenos Aires suele ejercer sobre los europeos.
“Por un momento tuve la sensación de que acá se podía vivir del arte –recuerda–. Y de hecho, entre 2010 y 2019 lo logré, trabajé en el teatro”.
Pero luego estalló la pandemia, con restricciones particularmente duras y prolongadas en Argentina, que pusieron en jaque a los teatros independientes y a gran parte del tejido de pymes.
Como muchos otros artistas y trabajadores del sector, tanto argentinos como extranjeros, durante el encierro sobrevivió manejando para Uber. Y transformó esa situación forzada en una oportunidad.
“Conocí zonas de Buenos Aires y del conurbano que ni siquiera los propios porteños conocen –cuenta–. De ahí surgió la idea de organizar tours en auto, fuera de los circuitos turísticos tradicionales, donde soy chofer y guía. Además del italiano y el español, hablo inglés y portugués”.
Con el nombre de “Claudio el amigazo”, fundó una agencia de servicios turísticos. Actualmente ofrece seis recorridos distintos, que duran entre tres y cuatro horas cada uno.
El primero va desde La Boca hasta Tigre, recorriendo la costanera del Río de la Plata, pasando por el Parque de la Memoria (con su monumento a las víctimas de la dictadura) y la FADU, el campus que alberga las facultades de Arquitectura, Diseño y Urbanismo.
El segundo recorrido es nocturno y aprovecha los juegos de luces de lugares como el Centro Cultural Kirchner, la Plaza de Mayo, el Cabildo, la Torre de los Ingleses y, para romper con el típico paseo de “postal”, también el Estadio de River.

Claudio Lauria.
El tercer tour, que suele atraer más a turistas europeos y estadounidenses que a latinoamericanos, incluye algunas zonas de villas. “Todo se hace con la máxima seguridad –explica Claudio–. Son calles que conozco muy bien porque he llevado clientes de Uber. Muchos me contaron sus historias, que muchas veces son historias de superación. Mi deseo es que los turistas que no se conforman con los estereotipos también puedan conocerlas”.
Como contrapunto, el cuarto tour está dedicado a los barrios más acomodados de Buenos Aires: el corazón verde de los Bosques de Palermo, los palacetes de Barrio Parque, las zonas residenciales de Villa Devoto y los distintos estilos arquitectónicos de la Avenida Melián.
Justamente porque Buenos Aires es una ciudad de fuertes contrastes y desigualdades, el quinto tour es una combinación del tercero y el cuarto.
Por último, la sexta propuesta: la Buenos Aires del fútbol. “Incluye paradas en nueve estadios, seleccionados entre los muchos que hay en la ciudad y el conurbano”, dice Claudio. No solo Boca y River, también San Lorenzo, Vélez, Huracán, Racing y otros.
Así resume Claudio el espíritu de su propuesta: “No se trata de castigar lo icónico, sino de integrarlo. No quiero negarle al turista el placer de ver el Caminito o sacarse una foto en el Obelisco, pero quiero mostrarle también otra cara. Una Buenos Aires cotidiana, quizás más humilde, pero igual de fascinante, hecha de contradicciones y pasión”.
¿El recuerdo más lindo? “Una familia italiana con un hijo en edad escolar, que no se perdió ni una palabra de lo que yo decía y fue tomando apuntes todo el tiempo”.