BUENOS AIRES – El año pasado, la MaraTana terminó con la entrega de un cheque simbólico de 10 millones de pesos a Marco Gallo, presidente de la Comunidad de Sant’Egidio en Argentina. Fue un momento de solidaridad previsto desde la primera edición de la carrera que, también este año, destina parte de la recaudación a la asociación, para seguir adelante con sus proyectos solidarios (refugio para personas en situación de calle, centro de día, apoyo escolar para chicos, entre otros).
La Comunidad de Sant’Egidio, compuesta por laicos, nació en Roma en 1969, impulsada por el movimiento de renovación de la Iglesia promovido por el Concilio Vaticano II. Se basa en tres pilares, o mejor dicho, en tres “P”, como decía Jorge Bergoglio: la oración (en italiano, preghiera), los pobres (a quienes se ayuda sin importar su religión) y la paz (que la comunidad promueve también a través de sus sedes en otros países, muchas veces en lugares difíciles, inestables o golpeados por guerras civiles).
En Buenos Aires existe hace treinta años y tiene como referente a Marco Gallo, director de la cátedra pontificia “Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco” de la Universidad Católica Argentina (UCA).
En la presentación de la MaraTana 2025, el cónsul general Carmelo Barbera, al confirmar nuevamente el apoyo solidario a la Comunidad de Sant’Egidio, definió su Casa de la Amistad (el centro operativo de la asociación, en Avenida Rivadavia 851, Ciudad de Buenos Aires) como “un trabajo en progreso, un verdadero taller permanente a favor de quienes se encuentran en situaciones de necesidad extrema”. Y destacó que los participantes de la MaraTana, con su inscripción, contribuyen a sostenerlo.
“La MaraTana es un gran evento de deporte, de solidaridad, pero también de paz y de convivencia –dice Marco Gallo–. La comunidad italoargentina quiere mostrar también que Italia tiene una vocación de paz, en un momento en que se habla tanto de rearme. Nosotros queremos construir paz, convivencia... Basta pensar que en una situación de conflicto, organizar una MaraTana sería imposible”. No es casualidad que, en la antigüedad, las guerras se suspendieran durante los Juegos Olímpicos.
En la carrera también participará una delegación del movimiento “Jóvenes por la Paz” de la misma Comunidad de Sant’Egidio.
“Pensar el deporte como herramienta de solidaridad es el mensaje que las nuevas generaciones quieren transmitir al mundo”, concluye Gallo.