BUENOS AIRES – En Italia fue docente y director en Palermo, en aquellas escuelas que algunos consideran "desfavorecidas" y otros "desafíos y oportunidades".
En Buenos Aires, desde hace casi seis años y medio, Giampiero Finocchiaro dirige la oficina escolar del Consulado General y se ocupa de las escuelas italianas en Argentina.
“Si algo aprendí de mi experiencia en territorios difíciles de Sicilia es a trabajar en red sobre los proyectos y los objetivos –explica–. Por eso, incluso en Buenos Aires, siempre intenté construir relaciones y aprender de los errores".
Finocchiaro entendió que para promover la lengua y la cultura italiana en Argentina es necesario "crear un sistema" y por eso se encuentra comprometido en aumentar el número de escuelas privadas.
“El colegio Dante Alighieri de Campana, en la provincia de Buenos Aires, acaba de ser reconocido por el Estado italiano”, cuenta.
Se suma al ya numeroso grupo de realidades históricas y arraigadas en el territorio: la Colombo y el De Amicis en la ciudad de Buenos Aires, la Manzoni en Olivos y Villa Adelina (Buenos Aires), el Instituto de Cultura Itálica en La Plata (Buenos Aires), la Dante y los Castelfranco en Córdoba y la XXI Aprile en Mendoza.
“Con mis colegas de los distritos de La Plata, Córdoba y Rosario trabajamos para ampliar la red de colegios, incluso aquellos que no son paritarios –añade–. En mi zona, por ejemplo, está el colegio Ugo Foscolo de Ituzaingó, en la zona oeste del área de Buenos Aires, que está en proceso de reconocimiento de la paridad, y siempre funcionó con un proyecto bilingüe reconocido por las autoridades argentinas".
Precisamente por la importancia de las relaciones, de una identidad italiana compartida, en este proceso actuaron como tutores las escuelas con más experiencia: la Colombo cumplió ese rol con la Foscolo y la Manzoni lo hizo con la Dante en Campana. Para, así, crear un sistema y trabajar por la difusión integral de la lengua y la cultura italiana.
“Hay muchas instituciones italianas que no son paritarias, no están reconocidas –afirma Finocchiaro– pero que sin embargo son centros culturales en el territorio que debemos valorizar”.
Suelen encontrarse en zonas descentralizadas de Argentina, donde los habitantes no pueden aprovechar las oportunidades de acercarse a la cultura italiana (festivales de teatro, presentaciones de libros, ciclos de cine...) que ofrecen las grandes ciudades.
Hay otro punto que es importante: en las escuelas hacen falta profesores formados no como técnicos lingüísticos sino como operadores culturales, que sepan transmitir una imagen moderna de Italia, de su actualidad, para renovar esa antigua idea que se perpetúa desde la era de la inmigración.
“Llegamos a un acuerdo con las universidades para extranjeros de Siena y Perugia para enviar a Argentina nuevos graduados, formados precisamente para este fin –explica Finocchiaro– y trabajarán junto con profesores locales especializados en italiano”.
Los interesados podrán postularse a través de la plataforma Fenix creada por el Consulado General de Buenos Aires y administrada por la Cámara de Comercio Italiana.
Para formar docentes especialistas de italiano directamente en Argentina, en 2024 se inaugurará en la Universidad de Mar del Plata un nuevo profesorado universitario de cuatro años, presencial y gratuito. También se reconoce una cátedra en línea organizada por la escuela privada italiana de Campana. Se suman a los dos ya existentes en Buenos Aires y Córdoba.
“Y eso no es todo –agrega Finocchiaro–. También con el objetivo de promover la formación, iniciamos un programa de becas ofrecido por la Universidad para Extranjeros de Perugia, para jóvenes argentinos que luego regresarán a Argentina para enseñar italiano como expertos en lengua extranjera".
Tejer redes, aprender de los errores, crear un sistema. “Después de seis años y medio de trabajar en Buenos Aires, y con poco más de dos años por delante, espero haber creado un sistema que perdure –afirma–. Dejar un modelo que funcione de forma autónoma es el aspecto que más me importa y también me parece el mejor legado que podré dejar al final de mi cargo”.