MONTEVIDEO – La historia que comenzó con un gesto de amor y despedida en la Bombonera tuvo un inesperado final del otro lado del Río de la Plata. La camiseta de Boca Juniors lanzada al cielo en homenaje al exdirector técnico Miguel Ángel Russo fue hallada semanas después en Cañada Nieto, un pequeño pueblo del departamento de Soriano, Uruguay.
El hallazgo ocurrió cuando un joven productor rural trabajaba en su campo y vio algo que brillaba entre los pastizales. Al acercarse, descubrió que se trataba de la camiseta azul y oro con el nombre “Miguel” en la espalda y la inscripción “1956 – ∞”, el símbolo del amor eterno del club hacia su entrenador.
La noticia fue confirmada por el relator uruguayo Pepe Temperán, quien relató en redes sociales: “Un joven productor rural de Soriano, mientras trabajaba, encontró algo que relucía. Era la camiseta en homenaje a Russo que Boca mandó al cielo en memoria del exentrenador fallecido recientemente.”
Según contó Temperán, el joven que halló la camiseta “sabe el valor sentimental que tiene” y está evaluando devolverla al club. Una de las opciones que se baraja es entregársela a Edinson Cavani, símbolo actual de Boca y compatriota suyo.
Miguel Ángel Russo falleció el 8 de octubre de este año, a los 69 años, tras una larga lucha contra el cáncer. Diez días más tarde, Boca Juniors le rindió un sentido homenaje durante el partido ante Belgrano de Córdoba, en la Bombonera.
La jornada fue profundamente emotiva. Antes del encuentro, la pantalla gigante del estadio proyectó un video con los momentos más recordados de Russo como jugador y entrenador xeneize: títulos, abrazos, lágrimas y victorias que marcaron su legado. El video cerró con una frase que hizo estallar al público: “Amor con amor se paga.”
El aplauso fue unánime y el estadio entero coreó “Miguelo, Miguelo” mientras el capitán Leandro Paredes y el histórico Claudio Úbeda llevaban una camiseta con su nombre hasta el círculo central. Allí, la ataron a un racimo de globos con helio y la dejaron volar.
Nadie imaginó que esa camiseta, lanzada al cielo porteño, cruzaría el río y recorrería cientos de kilómetros hasta aterrizar en un rincón rural de Uruguay, como si el viento hubiera querido cerrar el homenaje en tierras donde también se respira fútbol y pasión.
El hallazgo en Cañada Nieto transformó un gesto simbólico en una historia de esas que solo el fútbol puede escribir. En un pueblo de apenas 430 habitantes, entre el campo y el silencio, la camiseta de Russo volvió a tocar tierra, llevando consigo el mensaje de un amor que, como decía la leyenda en su espalda, no tiene fin.