BUENOS AIRES – Si la reunión de ultraderecha en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) hubiera sido una sesión de psicoterapia Gestalt, el papel de Jair Bolsonaro habría estado representado por la “silla vacía”, técnica que consiste en un diálogo imaginario con una persona ausente o con uno mismo.

El expresidente brasileño, una gran ausencia en la cumbre, está imposibilitado de viajar porque la Justicia de aquel país le confiscó el pasaporte, en medio de su acusación por el intento de golpe de Estado en enero de 2023, unos días después de que el actual presidente Luis Inázio Lula da Silva asumiera el poder. Sin embargo, envió un mensaje en video en el que expresó su decepción por las medidas restrictivas en su contra, empezando por su inelegibilidad para las próximas elecciones de 2026.

Presente en carne y hueso, en el papel de alma de la fiesta -y asaltado por los periodistas al salir del ascensor del hotel Hilton, sede de la conferencia-, estaba su hijo Eduardo, actualmente diputado federal, que se lanzó  en una J'accuse contra la izquierda.

“Hoy ya no se toma el poder con las armas y la violencia, sino a través del poder judicial, declarando inelegibles a sus opositores”, comenzó, en referencia a la posición de su padre Jair, calificándolo de víctima de Lula y del Tribunal Supremo. Y añadió: “Si Trump volvió, lo hará también Bolsonaro”.

Respecto al intento de golpe de Estado en Brasil el 8 de enero de 2023, a raíz de las manifestaciones por la fallida elección de su padre, Eduardo admite que los manifestantes “fueron a protestar con el corazón lleno de indignación y que hubo excesos, lo sé”. Pero al mismo tiempo criticó al gobierno de Lula y la actitud de la policía hacia los manifestantes, entre los que se encontraban “jubilados que corren el riesgo de pasar muchos años de prisión”, como los definió.

“Pido al gobierno argentino que ofrezca asilo político a estas personas, que no son terroristas”, añadió, en referencia a los cientos de simpatizantes que huyeron a Argentina después de participar en el allanamiento al Parlamento brasileño y a la sede del gobierno, que fue seguido 1500 arrestos.

“Estas personas están recibiendo penas de hasta 17 años de prisión, no son terroristas –insistió–. La protesta fue demasiado lejos, es cierto. Pero si en Brasil salgo a la calle y mato a alguien, nunca me condenarían a 17 años de prisión”.

Según el diputado, la izquierda aprovechó los excesos para criminalizar a todo un movimiento político.

“Las manifestaciones tuvieron lugar un domingo, durante las vacaciones –continúa–. No se disparó ni un tiro, nadie tenía armas de fuego, ¿cómo se puede pensar que esta gente fue capaz de dar un golpe de Estado? Además, quieren hacer creer a la gente que Bolsonaro todavía tenía el control de las fuerzas armadas”.

Según Eduardo, el ministro del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Alexandre de Moraes, “está destruyendo la vida de familias enteras”. El político se refiere al congelamiento de cuentas bancarias y bienes de condenados que estaban bajo arresto domiciliario y manipularon las tobilleras electrónicas para cruzar la frontera y escapar a Argentina. Por eso pidió a los dirigentes de la Comisión Nacional Argentina para los Refugiados (Conare) que analicen el caso de sus conciudadanos.

En noviembre, el juez federal argentino Daniel Rafecas solicitó a Interpol una orden de arresto para 61 seguidores de Bolsonaro que se encuentran en territorio argentino. Dos de ellos, tras la orden de aprehensión, se encuentran detenidos en La Plata. Eduardo Bolsonaro fue a visitarlos antes del inicio de la cumbre, según comunicó a través de sus redes sociales.

El político le auguró gran éxito al gobierno de Milei y felicitó al presidente no sólo por restaurar la libertad, sino también por lograr el objetivo de reducir la inflación. “Seguramente podrá salir de la crisis económica –afirmó–. Y tantos sacrificios llevarán a buen puerto”.

En cuanto al Mercosur, espera una reducción drástica. “Si cada Estado –afirmó– comenzara a buscar socios comerciales de forma independiente, seguramente tendría menos problemas”.

Cuando se le pregunta si será él quien se postule en 2026, en caso de que a su padre no se le revoque la inelegibilidad, responde: “Por el momento apoyo a Jair Bolsonaro”. Y recuerda que el expresidente no estaba en Brasilia el día de las protestas. De hecho, fue hospitalizado en Orlando (Florida) por fuertes dolores abdominales, probablemente relacionados con las secuelas del ataque sufrido en 2018.

“Mi padre no puede presentarse a las elecciones simplemente por haberse subido a un camión, en 2022, y haber pronunciado un discurso”, dice el diputado, en referencia a otro episodio, ocurrido en 2022, el día después de la votación, en el que Jair, durante las protestas de los camioneros por su fracaso en la reelección, invitó a los manifestantes a despejar las carreteras, pero también a pensar en otras formas de acción.

“La inelegibilidad debe limitarse a delitos de corrupción, asesinato, no por pronunciar un discurso desde un camión –repite Eduardo–. Esta es la estrategia de la nueva izquierda, de la nueva dictadura de izquierda”.

Y a la pregunta de Il Globo sobre las condiciones de salud de su padre y la posibilidad de que sea precisamente este último el que impida su candidatura en 2026, responde entre risas: “¿Mi padre? Está muy bien”.

Traducción al español de Paula Llana.