CIUDAD DE MÉXICO - En un contexto de creciente preocupación regional por el narcotráfico, el tráfico de armas y los flujos migratorios irregulares, los gobiernos de México y Estados Unidos firmaron un nuevo acuerdo de cooperación en materia de seguridad, que marca un punto de inflexión en la relación bilateral. El anuncio se dio luego de una reunión entre la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, y el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, quien realiza una gira regional que incluye también una visita oficial a Ecuador.
El eje central del acuerdo es la creación de un Grupo de Implementación de Alto Nivel, que se reunirá regularmente para coordinar acciones conjuntas en ambos países. Este espacio estará enfocado en combatir los carteles de la droga, reforzar la seguridad en la frontera común, desmantelar túneles clandestinos, frenar los flujos financieros ilícitos y mejorar la cooperación en investigaciones sobre tráfico de armas, drogas y combustible.
“El estrecho trabajo conjunto ha permitido proteger la frontera, reducir el tráfico de fentanilo y promover el intercambio de información de inteligencia, todo dentro del respeto mutuo a nuestros marcos legales”, señala el comunicado conjunto emitido tras la firma del acuerdo.
En una conferencia de prensa posterior, Sheinbaum destacó que no se desplegarán nuevas fuerzas federales ni se aceptarán tropas extranjeras en territorio mexicano, en respuesta implícita a la propuesta del presidente estadounidense Donald Trump de enviar militares para combatir a los carteles, a los que en febrero designó como organizaciones terroristas. En cambio, se optará por mecanismos de evaluación conjunta basados en indicadores concretos como la cantidad de decomisos de droga y armas.
“Si los decomisos de fentanilo bajan, significa que estamos teniendo éxito. Si aumentan los de armas, es señal de que estamos frenando el tráfico ilegal que proviene de Estados Unidos”, explicó la mandataria mexicana.
Otro punto destacado del encuentro fue el compromiso del gobierno mexicano de solicitar la extradición de líderes narcos actualmente en territorio estadounidense, como parte de la estrategia conjunta de seguridad. Sheinbaum fue clara al remarcar que estas decisiones responden a un ejercicio soberano y están orientadas a prevenir guerras entre grupos delictivos dentro de México.
Una de las extradiciones recientes más emblemáticas fue la de Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del cartel de Sinaloa, entregado a las autoridades estadounidenses para evitar una escalada de violencia en el país.
Además del enfoque represivo, el acuerdo también incluye un componente de prevención en salud pública, con campañas educativas y de concientización en ambos países para reducir el consumo de opioides y otras sustancias ilícitas. Según Rubio, el trabajo conjunto busca “proteger a nuestros ciudadanos y hacer más seguras nuestras comunidades”.
La visita de Rubio se dio en paralelo a un operativo militar estadounidense en el Caribe, donde fueron abatidos 11 presuntos narcotraficantes vinculados a la organización criminal venezolana Tren de Aragua. El secretario de Estado norteamericano reafirmó desde Miami la voluntad de su país de utilizar “todo su poderío” para erradicar a los carteles, “sin importar desde dónde operen”. Washington acusa al presidente venezolano Nicolás Maduro de encabezar un cartel de drogas, lo que ha elevado la tensión en la región.
Para el embajador estadounidense en México, Ronald Johnson, la visita de Rubio marca “el inicio de una nueva era diplomática” entre ambos países. Tras su paso por la Ciudad de México, Rubio viajará a Ecuador para reunirse con el presidente Daniel Noboa, un aliado regional del presidente Trump.