ROSARIO (SANTA FE) – Cumplió 30 años el mes pasado. La edad en la que, si fuera una persona, habría entrado indiscutiblemente en la vida adulta, sin perder por eso su energía y su deseo de novedad.
Se trata de la Asociación Familia Molisana de Rosario (Santa Fe), cuyo primer núcleo fue creado por un grupo de inmigrantes procedentes principalmente del pueblo de Ripalimosani (Campobasso).
“El objetivo era el mismo que el de muchas otras asociaciones italianas: reencontrarse y no perder las raíces –afirma Silvana Colasurdo, actual presidenta, hija de un molisiano y de una calabresa–. Al principio se trataba de encuentros informales, especialmente con motivo de ocasiones religiosas".
Luego se formalizó la fundación de la asociación y, gracias a la generosidad de algunos socios que adelantaron el dinero, también se compró una sede.
Así fue como la institución se transformó, literalmente, en el hogar y refugio seguro de todos los molisianos rosarinos y sus descendientes.
“Una casa que, durante la pandemia, fue virtual”, dice Silvana. Pero siempre estuvo ahí y ahora se volvió más "física" y presente que nunca.
“Sabemos que en Italia circula una frase irónica: Molise no existe –bromea la presidenta–. La hicimos nuestra e incluso la escribimos en un cartel en una manifestación. Pero sólo para demostrar lo contrario".
Las actividades que ofrece la asociación son los cursos de italiano (especialmente de conversación), el coro Il Matese y la compañía de danza Cuore Sannita, fundada en 2015 y que lleva el nombre de los primeros habitantes del territorio correspondiente a Molise, fuertes e indomables.
El grupo de danza está acompañado por músicos que tocan en vivo instrumentos populares tradicionales, como el acordeón, el martello y el bufù. Los dos últimos son típicos de Molise, fruto de la creatividad campesina.
“También comenzamos a ofrecer cursos de baile e italiano para niños de 4 a 12 años”, explica Silvana.
Para garantizar continuidad, un relevo generacional, es necesario empezar a implicar a los más jóvenes. No se puede esperar que el interés y la participación, especialmente de manera voluntaria, pueden manifestarse espontáneamente, como si se transmitieran con el ADN.
El grupo de danza infantil
“En este sentido podemos decir que tenemos suerte”, dice con orgullo Silvana: los puestos directivos más altos de la asociación están ocupados por jóvenes.
“Pero los miembros mayores nos asisten y acompañan –añade emocionada–. Nosotros somos parte de la renovación, ellos representan la memoria histórica y la experiencia".