BUENOS AIRES – No oculta su pasión por el neorrealismo y la comedia italiana, en particular por la película I mostri (Los monstruos) de Dino Risi. De ella parecen inspirarse los personajes de su más reciente obra teatral, El fondo de la escena, de la cual Federico Olivera es autor y director. Tras Matar el pensamiento y Volverte a ver, este es su tercer trabajo como dramaturgo, luego de una extensa carrera en la actuación.

“Debuté como actor cuando era niño y, a lo largo de los años, muchas veces filmamos escenas en hospitales –cuenta–. Siempre me fascinó esa zona liminal entre la realidad y la ficción, cuando las actividades cotidianas se interrumpen por un set de filmación. El asistente que grita ‘¡silencio!’ y todos obedecen”.

El fondo de la escena está ambientada justamente en una clínica en proceso de cierre, que la única enfermera todavía a cargo alquila como locación para películas de terror. Allí se reencuentran tres hermanas, cuya madre ha sido hospitalizada de urgencia.

Mientras esperan noticias sobre ella, terminan participando como extras en la película, al igual que los pacientes y el personal del hospital. Cuando surge la necesidad de encontrar un donante de riñón compatible con la madre, afloran rivalidades, celos y secretos familiares.

“También este aspecto de la trama nace de una experiencia autobiográfica –dice Federico–. Mi padre recibió un trasplante de riñón y recuerdo bien todo el proceso, cuando lo acompañaba a hacerse diálisis mientras esperábamos un donante. Todos los personajes del texto nacen de estas situaciones de miedo e impotencia, y de mi necesidad de seguir yendo a trabajar y a filmar a pesar de las circunstancias”.

Federico Olivera tiene 55 años y es actor, director y dramaturgo.

Una obra de teatro independiente, con un elenco particularmente numeroso. “Convocé a algunos actores amigos y ellos me recomendaron a otros, así se fue armando el grupo”, cuenta Federico.

Siete personas en escena, que actúan y recrean el espacio constantemente. Entre ellas destacan Fernanda Bercovich (como Sandra, una de las hijas) y Fabiana Brandán (la enfermera).

“Todos los personajes encarnan las contradicciones del ser humano –explica–. Está el que, convencido de tener siempre la razón, opina de todo, pero no sabe qué hacer cuando tiene que accionar”. O el novio de Sandra (un eficaz Lautaro Murüa), que cree haber encontrado su camino como actor después de aparecer en un par de escenas de espalda. “Y se frustra cuando descubre que soñó con algo que no existe”, añade Olivera, que no duda en mostrar personajes miserables y egoístas. “Pero siempre desde la desesperación”, aclara. Porque se intuye que les tiene cariño. Porque, en el fondo, todos esos seres mezquinos habitan dentro de nosotros, aunque juremos que no.

El fondo de la escena se presenta todos los sábados de mayo y el 7 de junio, a las 19, en el teatro El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034), en Buenos Aires.

Haz clic en la foto debajo del título para acceder a la galería.