BUENOS AIRES – Comenzó con algunas quejas y malhumor, vinculados al no otorgamiento de la Avenida de Mayo por parte del Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri. Para el Festival de las Raíces Italianas parecía la locación más obvia, al igual que las diversas Buenos Aires celebra, domingos dedicados a diferentes colectividades.
Muchos habrían esperado un mayor apoyo de Macri, que en los hechos comenzó su campaña electoral el año pasado precisamente en Buenos Aires celebra Calabria y que siempre se ha declarado heredero moral de los orígenes italianos de su familia.
Sin embargo, los colores, los aromas de los productos gastronómicos, las canciones y los bailes en el escenario fueron suficientes para hacer olvidar el incidente y disfrutar, incluso en la Plaza Uruguay donde finalmente se desarrolló el evento, de un hermoso día de sol y de italianidad.
En el escenario actuaron numerosos grupos de danza vinculados a las asociaciones, cada uno con su propia historia y estilo. Muchos llegaron de otras provincias, después de viajar toda la noche.
La actuación de Mariel Pitton Straface (fundadora y coreógrafa del ballet Radici) recordó a todos el proceso de integración de nuestros primeros inmigrantes, cuya identidad italiana se enriqueció con la criolla.
Mariel se atrevió a interpretar lo que ella definió como una chacarella: una chacarera (baile típico del folclore argentino) bailada al son de una tarantela, símbolo del espíritu italoargentino, capaz de preservar el pasado, abrazar el presente y mirar hacia el futuro.
El grupo de baile Radici (foto: F. Capelli).
De Italia vino el grupo marchigiano de música popular La Macina, cuyo repertorio es el resultado de una recopilación, iniciada en los años setenta, de las canciones y las tradiciones orales de la región. Canciones de agricultores, de trabajo, de amor -correspondido o no-, canciones de emigración de Italia a América.
Y uno de estos temas, de trasfondo religioso (el duelo de María sobre el cuerpo de Jesús), fue dedicado a las Madres de Plaza de Mayo.
La actuación del grupo de marchigiano La Macina (foto: F. Capelli).
Al escenario subieron referentes institucionales y de la comunidad. Carlos Malacalza, de Feditalia (la confederación de federaciones italianas en Argentina), definió el festival como “un sueño que se hace realidad gracias al trabajo voluntario de muchas asociaciones”.
El presidente del Comites de Buenos Aires, Darío Signorini, recordó a sus compatriotas que, como Manuel Belgrano, contribuyeron al crecimiento de la Argentina bajo el lema de “fe, familia, trabajo y pasión”.
Giovanni Maria De Vita, coordinador del proyecto Italea del Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia, destacó cómo el programa fue creado pensando, en primer lugar, en la Argentina.
“Acabo de terminar de comer pasta alle cime di rapa –comenzó por su lado Jorge Macri–. Recuerdo que mi padre cocinaba y cada vez que no quedaba satisfecho con el resultado, sentía que algo le había salido mal. Los primeros inmigrantes se reunían en torno al dolor. Hoy el dolor ha sido reemplazado por el recuerdo y la alegría de saber que tenemos una Madre Patria, Italia, y un padre, Argentina, que no sería lo que es sin nosotros, los italianos”.