PABLO PODESTÁ (BUENOS AIRES) – Hay historias que nacen a partir de una serie de coincidencias que quizás no sean coincidencias. Hilos que se entrelazan para formar una trama de la que sólo al final somos capaces de entender el diseño.

Una de ellas es la historia de Giuliana Relevant y el Grupo Folkloristico Italiano de Buenos Aires.

El grupo de baile está vinculado a la Unión Friulana de Castelmonte de Pablo Podestá, en el municipio de Tres de Febrero, en la zona oeste conurbano.

La asociación se fundó en 1960 con un propósito religioso. Castelmonte es una ciudad situada a pocos kilómetros de Cividale del Friuli, en Udine, que alberga un santuario dedicado a la Virgen. En ese lugar se conserva una estatua de la Virgen que ha sido venerada desde el siglo V.

“En 1970, los miembros hicieron una réplica de la estatua –cuenta Giuliana–. La diferencia es que esta copia es de madera, mientras que la original es de piedra. Un grupo de fieles viajó a Friuli para recogerla, haciendo el trayecto en el barco Eugenio”. Algunos años después, se construyó un santuario en Pablo Podestá para darle un hogar.

También vivía en la ciudad la familia Relevant, que llegó en 1949 procedente del Friuli, concretamente de Tarcento (Udine), con Giuliana, que entonces tenía sólo nueve años.

En 1968, durante una visita a unos familiares en Italia, Giuliana tuvo la oportunidad de participar en un festival de danza folclórica en Tarcento.

“Fui allí porque en un pueblo pequeño, en verano, no había mucho más que hacer”, admite. Pero para ella es una especie de relámpago. “Tan pronto como regresé a Argentina –recuerda– decidí crear algo similar para los inmigrantes friulanos y sus descendientes”.

Así nació, hace 55 años, el Grupo Folclórico Italiano de Buenos Aires, que actualmente cuenta con alrededor de 35 integrantes, entre músicos que tocan en vivo.

En los inicios, todo era artesanal. “Una señora de Florencio Varela, cerca de La Plata, venía todos los domingos a enseñarnos las danzas de Carnia, las montañas del Friuli –recuerda Giuliana–. Para el debut habíamos preparado sólo una coreografía pero el público estaba tan entusiasmado que la repetimos dos veces”.

Luego el grupo comenzó a ampliar su repertorio, incluyendo danzas y música de otras regiones.

El punto de inflexión llegó poco después, con el encuentro con Elvira Quarenghi, una bailarina clásica que, junto a otros artistas, se encontraba de gira por Sudamérica.

Al llegar a Buenos Aires, ella y los demás artistas de la compañía descubrieron que el productor se había fugado con el dinero. Se encontraban solos y sin recursos en un país extranjero. Cada uno hizo lo que pudo para reunir el dinero y comprar un pasaje en un barco para regresar a casa lo antes posible.

Elvira permaneció en Argentina durante veinte años, convirtiéndose en la coreógrafa oficial del grupo.

“A ella le debemos nuestro éxito –afirma Giuliana–. Hemos estado tres veces en Italia, invitados a festivales folclóricos y dos veces en Estados Unidos. Visitamos lugares de Argentina que nadie conoce, ciudades casi siempre fundadas por italianos”.

A su vez, el grupo invita a grupos de danza de Calabria, Sicilia y, obviamente, Friuli a Argentina.

“Hace unos días bailamos con el grupo folklórico Pasian de Prato (Udine), de gira por América del Sur –cuenta Giuliana– . Por primera vez dos mundos bailaron juntos, una experiencia muy motivadora especialmente para los miembros más jóvenes”.

A lo largo de todos estos años Giuliana Relevant también ha podido observar la evolución del público. “Antes a nuestra llegada los italianos besaban con emoción la bandera, hoy para sus hijos y nietos no somos más que un espectáculo agradable”.

Pero también se producen cambios dentro del cuerpo de baile. “Hay personas que comenzaron a bailar a los 18 años –recuerda Relavant– . Hoy tienen más de 70 y siguen bailando. Para ellos creamos un pequeño grupo, llamado Amore, que se dedica a coreografías con música más tranquila”.