BUENOS AIRES – Si hay algo que María Eugenia Vidal hace bien es salir airiosa de situaciones que pueden resultar incómodas. Amable, pícara, sonriente, en la Cena del Lunes del Círculo Italiano, donde estuvo invitada, respondió con estilo incluso a las preguntas no complacientes. Por ejemplo, atribuye la responsabilidad de su fallida reelección a la Provincia de Buenos Aires, en 2019, a la derrota de Mauricio Macri, quien de alguna manera la había arrastrado con él.

Controla con suavidad una expresión de enojo (“¿Otra vez? Ya pasó mucho tiempo…”) y se muestra diplomática.

“Somos un equipo –afirma–. No tengo la costumbre de atribuirme el mérito del éxito y culpar a otros de las derrotas. Asumo la responsabilidad tanto de 2015 como de 2019. Es cierto que el gobierno de Macri cometió errores macroeconómicos que, paradójicamente, se produjeron en los dos primeros años y no en los siguientes”. Cuando en cambio estalló el descontento que llevó a la elección de Alberto Fernández.

Entre sus méritos reivindica la lucha contra el narcotráfico. “Todo el mundo reconoce esto en mí –afirma–. Pero la lucha realmente difícil es contra la desnutrición, la mortalidad infantil y la pobreza educativa, porque requiere políticas y recursos a largo plazo”.

Vidal, licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica Argentina (UCA), fue ministra de Desarrollo Social de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, antes de ser elegida gobernadora de la provincia. Es diputada nacional en las filas del PRO desde 2021 y en este año creó la fundación Hacemos Argentina, que tiene como objetivo la alfabetización infantil.

En el Círculo Italiano, Vidal analizó el primer año de gobierno de Milei. “Con una reducción fiscal del 5 por ciento y una pobreza cercana al 50 por ciento, ¿cómo es posible que todavía tenga tanto respaldo popular?”, fue una de las preguntas. “Porque es portador de un cambio que votaron los argentinos. La caída de la dictadura trajo el regreso de la democracia, pero no del bienestar económico. Esto explica el éxito de este outsider que, en lugar de prometer más bienestar, dijo desde el principio lo que haría”.

Es categórica acerca de los modos violentos de Milei. “No estoy de acuerdo con él, pero entiendo la rabia de la gente”, afirma. Para la diputada, “las últimas elecciones representaron la expresión de lo que los argentinos ya no queremos”. Empezando por la inflación, que en diciembre de 2023 era del 25 por ciento mensual y ahora es del 2,5 por ciento.

“No es un cambio por el que luché –afirma– pero hay que reconocerlo. Al igual que reconocer que, sin el apoyo del PRO, no hubiera sido posible que el presidente aprobara la Ley de Bases y la boleta única”.

En cuanto a la política exterior, “estoy en contra de cualquier alineación ideológica, ya sea Israel, China o cualquier otro país”, sostuvo la exgobernadora.

Por lo tanto, no hay ningún cheque en blanco para la mayoría, pero tampoco una oposición destructiva. “No queremos el fracaso del plan económico porque sabemos cuál sería el coste –explica–. Argentina ya no tolera crisis violentas. Los datos macroeconómicos estables son esenciales, entonces hay mucho potencial por desarrollar”.

Incluye infraestructuras, gasoductos para abaratar el precio del gas para las industrias, ferrocarriles para reducir el coste del transporte... “Y sobre todo la educación, el aspecto que más me importa –añade–. Esto es lo que marca la diferencia a largo plazo. Sé algo al respecto: mi abuela era hija de un trabajador siciliano. Era una mujer muy pobre, que salió adelante a costa de sacrificios por su familia”.

Traducido al español por Paula Llana.