CÓRDOBA - El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) halló y recuperó restos óseos humanos en el predio del ex Centro Clandestino de Detención La Perla, uno de los principales engranajes del aparato represivo durante la última dictadura La confirmación llegó a través de una conferencia de prensa realizada ayer en el Juzgado Federal N°3 de Córdoba, encabezada por el juez Miguel Hugo Vaca Narvaja y autoridades de la Secretaría de Derechos Humanos, Trata y Género.
“Es un predio de 14 mil hectáreas y pudimos acotar el área de búsqueda a partir de la obtención de una fotografía aérea de 1979 a un perímetro de aproximadamente 10 hectáreas”, explicó Silvana Turner, investigadora del EAAF a cargo del proyecto. Según detalló, a cinco días de iniciadas las excavaciones apareció el primer indicio fuerte: “se trata de restos óseos encontrados de forma no articulada en el sedimento explorado. Es decir, no se trata de una fosa con cuerpos articulados”. Y remarcó que todavía falta para dimensionar el hallazgo: “Debemos seguir el trabajo en campo para poder tener más información y entender la dimensión y características de los hallazgos. El contexto de recuperación y dispersión de estos restos óseos es consistente con la hipótesis de investigación, inhumaciones clandestinas de personas detenidas-desaparecidas”.
La clave para llegar hasta el lugar fue una imagen tomada desde el aire hace casi medio siglo. Guillermo Sagripanti, geólogo de la Universidad Nacional de Río Cuarto y consultor del EAAF, contó que trabajaron sobre “una imagen aérea en escala 1:5000 de julio de 1979” y que, al analizarla, buscaron alteraciones antrópicas que pudieran llevar a detectar fosas clandestinas. Esa lectura permitió delimitar cambios significativos en el terreno, “específicamente al sur de la Loma del Torito”, la zona donde ahora se concentra la excavación.
El hallazgo no surgió de una pista aislada: fue el punto de llegada de un cruce paciente entre ciencia y memoria. “Nosotros cruzamos la información de la foto con los testimonios obrantes en la causa judicial y la investigación histórica realizada por el EAAF, toda esa información resultó consistente para avanzar con las búsquedas en este lugar”, señaló Anahí Ginarte, ex integrante del equipo y hoy directora del Servicio de Antropología Forense del Poder Judicial de Córdoba.
La Perla funcionó entre 1976 y 1979 como centro clandestino del III Cuerpo de Ejército. Por allí pasaron miles de secuestrados, muchos de ellos aún desaparecidos. El área donde se trabaja hoy forma parte de la actual Reserva Natural Militar La Calera: un territorio enorme, de monte y lomadas, atravesado por caminos internos y huellas de antiguas intervenciones con maquinaria pesada. Dentro de ese mar de tierra, la Loma del Torito aparece como un punto elevado y abierto, señalada desde hace años por sobrevivientes y documentos judiciales como posible zona de enterramientos clandestinos.
Según los testimonios incorporados a la megacausa, allí habrían existido fosas que luego fueron removidas: los cuerpos habrían sido trasladados en 1979, en un operativo de “limpieza” previo al retorno formal a la legalidad. Ese dato es central para entender por qué ahora no se encontraron esqueletos completos sino piezas dispersas: la hipótesis es que la remoción dejó restos rezagados o mezclados en el suelo.
Entre septiembre y noviembre de 2025, el EAAF retomó excavaciones sistemáticas en la Loma del Torito, con apoyo del Departamento de Geología de la UNRC y del Servicio de Antropología Forense provincial. En esa campaña excavaron unas cuatro hectáreas, abriendo alrededor de 10.000 metros lineales de trincheras —unas 470, de 20 metros promedio— para revisar capa por capa el terreno. Aún quedan por explorar unas dos hectáreas más.
El método combinó tecnología, excavación controlada y lectura fina del paisaje. En las zonas de hallazgos, las excavaciones se hicieron con retroexcavadoras, pero bajo supervisión directa de especialistas, que iban frenando el avance ante cualquier indicio. Parte de la tierra removida se revisó con rastrillos en el mismo campo y otra fue tamizada en zarandas para recuperar cualquier fragmento óseo o material asociado.
En la primera área trabajada, los restos aparecieron dispersos y desarticulados en un sedimento removido previamente, algo que refuerza la idea de alteración del lugar original de enterramiento. En la segunda, los huesos también estaban sueltos y mezclados dentro de un relleno más profundo y oscuro. El estudio geológico detectó además sectores con marcas claras de intervención de maquinaria pesada, compatibles con tareas de remoción de fosas clandestinas.
Ahora comienza una etapa clave: los especialistas del EAAF analizarán los restos óseos recuperados y seleccionarán el material que será enviado al Laboratorio de Genética Forense del equipo para su estudio e identificación, informaron a Il Globo fuentes del equipo de trabajo.
El EAAF es una organización científica nacida en los años 80 para buscar, recuperar e identificar a personas desaparecidas por el terrorismo de Estado. Su tarea fue clave en juicios de lesa humanidad y en restituciones a familias en todo el país. En La Perla interviene desde 2004 a pedido del Juzgado Federal N°3. En ese mismo predio, años atrás, logró recuperar e identificar restos en otros sectores, una experiencia que ahora vuelve a actualizarse con este hallazgo.
Como dijo el fiscal Facundo Trotta durante la conferencia: “Este hallazgo es fruto de años de investigación. Quienes tengan información, acérquense a la fiscalía, al juzgado o al EAAF”. La búsqueda sigue abierta: quedan hectáreas por revisar y, sobre todo, historias por reconstruir.