BUENOS AIRES – En el corazón de Parque Chacabuco, desde hace algunos días hay una nueva y pequeña huella de la inmigración italiana. Pequeña, pero significativa, porque une dos elementos muy presentes en nuestra identidad en Argentina: la memoria y la devoción.
Se trata de una ermita votiva dedicada a San Miguel, ubicada en la isla peatonal en la esquina de Avenida Castañares y Del Barco Centenera, cerca del Círculo Albidonese.
La iniciativa tiene un significado no solo espiritual, sino también profundamente identitario, y representa un homenaje de la Comuna 7 a la comunidad albidonese, que contribuyó de manera decisiva a la historia y al desarrollo del barrio.
Según una investigación realizada por el Círculo Albidonese, nada menos que 134 viviendas de la zona fueron construidas o habitadas por inmigrantes provenientes de Albidona, un pequeño pueblo de Calabria.
Los albidoneses solían llamar cariñosamente a esta zona Agulia, en referencia a un valle húmedo cerca de su pueblo natal, donde llevaban a pastar a los animales.
Muchos de ellos se establecieron en Parque Chacabuco atraídos por el bajo costo de los terrenos, ya que solían inundarse por la cercanía con el Riachuelo. Hoy, sin embargo, es un típico barrio residencial de la ciudad.
Durante el acto inaugural, sencillo pero cargado de emoción, el presidente del Círculo, Pino Napoli, recordó el fuerte vínculo entre los “paisanos” y el barrio. A su lado, Iara Surt, presidenta de la Comuna 7, destacó la importancia de poner en valor la memoria de las comunidades migrantes que ayudaron a construir la identidad local.

Las mujeres del Círculo Albidonese celebraron la iniciativa.
Durante el evento, se presentó una ofrenda votiva al santo, colocada dentro del tradicional mienzetummene (medio canasto), la típica cesta votiva albidonese.
Antiguamente se llenaba con trigo y se ofrecía a San Miguel como agradecimiento por la cosecha. Hoy, en cambio, se llena con alimentos no perecederos que se destinan a la parroquia del barrio, manteniendo viva una tradición antigua desde una mirada solidaria.
San Miguel es el patrono de Albidona. Aunque la fiesta litúrgica oficial se celebra en septiembre junto con los demás arcángeles, en el pueblo de origen es costumbre celebrarlo el 8 de mayo, en conmemoración de la aparición del santo en el Monte Gargano. En Buenos Aires la tradición continúa: cada año, el primer domingo después del 8 de mayo, los albidoneses se reúnen para festejar en la Iglesia de San Miguel.
La imagen colocada en la ermita fue donada por Pino Napoli y forma parte de su colección personal. De origen italiano, fue adquirida en Argentina a un anticuario. Y ahora encontró un nuevo hogar en el corazón del barrio que recibió a generaciones de emigrantes.