BUENOS AIRES - ¿Qué pasaporte utilizará Javier Milei en el viaje que realizará a Italia para participar de eventos organizados por el partido de la primera ministra Giorgia Meloni? ¿El italiano o el argentino? Porque Javier y Karina Milei se convirtieron en ciudadanos italianos.
Las personas que estaban al tanto del rumor esperaban una confirmación oficial en las últimas semanas, en especial con motivo de la visita de Meloni a Argentina en homenaje a aquellos valores compartidos y tan admirados, “forjados en la Antigua Roma”, citando las palabras utilizadas por el presidente argentin-. “Fratelli d’Italia” en el sentido literal de la expresión y no solo por afinidad hacia un partido político.
Pero la información no fue confirmada. Ante el pedido de confirmación de los rumores, cada vez más fuertes, la respuesta era un lapidario “No sé nada”. Las elusivas vinieron también desde la Casa Rosada, que fue interrogada al respecto por Il Globo.
En definitiva, a Milei no solo lo une una afinidad ideológica con Italia, sino también sus orígenes. Su abuelo llegó al país desde Calabria.
No es la primera vez que un argentino de orígenes italianos asume un alto cargo en el Estado. El primero fue el general Manuel Belgrano, que nació en 1770, hijo de genoveses. El último fue Mauricio Macri. Su abuelo Giorgio había migrado a la Argentina luego de la Segunda Guerra Mundial con sus tres hijos: Franco (padre de Mauricio), María Pía y Antonino (padre de Jorge, actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).
El expresidente afirmó siempre no sentirse identificado con la cultura italiana. Le dejó ese rol a su primo Jorge, muy comprometido -al igual que su padre Tonino- en los asuntos de la colectividad y sus instituciones, en particular el Hospital Italiano.
Sin embargo, llama la atención que en ningún momento de su carrera política Javier Milei haya reivindicado con orgullo ser descendiente de inmigrantes. Ni siquiera ahora, teniendo en cuenta lo explicado en este artículo.
Lo hizo Sergio Massa durante la campaña electoral, en referencia a las oportunidades ofrecidas por el país y de la educación pública que recibió “un hijo de inmigrantes sicilianos que ahora es candidato a la presidencia”. Por no nombrar a Jorge Macri, que participa en todos los eventos de la comunidad italiana y calabresa de Ciudad de Buenos Aires, consciente de la cantidad de votos que eso representa.
El hecho de que un presidente argentino posea pasaporte italiano es una anomalía ligada al mito fundacional de una nación construida a partir de la inmigración. Milei no fue el primero ni será el último.
Sin embargo, es la primera vez que un Jefe de Estado se convierte en ciudadano italiano durante su mandato. Claro que nada le impide hacerlo. No la Constitución Nacional, al menos. El artículo 89 establece que “para ser elegido presidente o vicepresidente de la Nación, se requiere haber nacido en el territorio argentino, o ser hijo de ciudadano nativo, habiendo nacido en país extranjero; y las demás calidades exigidas para ser elegido senador”.
No es algo banal si consideramos todo lo que implica la ciudadanía. En primer lugar, la inscripción de los italianos en el extranjero en las listas electorales: el presidente podría votar y de alguna manera interferir en la política interna de otro Estado. O incluso postularse para un cargo político en Italia una vez que haya terminado su mandato. Estas hipótesis dejan preguntas abiertas sobre posibles conflictos de intereses.
Mientras tanto, para los hermanos Milei, el pedido de inscripción en el Registro de los Italianos Residentes en el Exterior (AIRE) de San Severino Marche (Macerata), un pueblo renacentista de unos 10 mil habitantes, ya comenzó (pero aún no ha concluido). Se trata de un borgo muy vinculado a Argentina por la presencia de una escuela italiana para extranjeros atendida por adultos y adolescentes provenientes en gran medida del país sudamericano.
En 2022, ese mismo municipio concedió la ciudadanía honoraria a Lionel Messi, que nació en Rosario y tiene sus raíces maternas en la pequeña ciudad de la Marcas. Además, el jugador ostenta tres nacionalidades: argentina, española e italiana.
Quién sabe si, en su viaje a Italia previsto para los próximos días, Javier y Karina harán una parada de visita. Para el pequeño municipio representaría un colpaccio, que le permitirá activar el turismo de raíces en torno a la figura de los dos ilustres neoitalianos.
Traducción al español de Paula Llana.