MONTEVIDEO - El expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica había anunciado en abril de 2024 que padecía cáncer de esófago, una noticia que dio la vuelta al mundo e inspiró mensajes y saludos de numerosos colegas políticos internacionales. Sin embargo, Mujica se recuperó después de someterse a 32 sesiones de radioterapia, y el tumor que lo había afectado parecía haber desaparecido.
Las nuevas noticias sobre su salud, sin embargo, no son alentadoras.
El cáncer de esófago se extendió al hígado, según relató él mismo en una entrevista con la revista Búsqueda, realizada en su hogar, acompañado de su esposa Lucía Topolansky.
“El cáncer de esófago está colonizando el hígado y no puedo hacer nada para detenerlo. No puedo hacer nada para detenerlo, ¿por qué? Porque soy un hombre viejo y porque tengo dos enfermedades crónicas. No hay espacio para tratamientos bioquímicos o cirugías, porque mi cuerpo no los soportaría”, explicó Mujica.
El exjefe de Estado uruguayo admitió que no se someterá a más tratamientos para la enfermedad, ya que pidió a los médicos que no lo hagan “sufrir para nada”: “Cuando sea mi turno de morir, moriré. Es así de simple. Estoy condenado, hermano. Esto es lo máximo a lo que he llegado”, declaró a la revista uruguaya.
Mujica, que sigue siendo uno de los políticos más populares del país, junto al presidente Luis Lacalle Pou, es ahora un “viejo que ha llegado al final”, y quiere dedicarse solo al trabajo en su finca, mientras su cuerpo se lo permita.
La entrevista con Búsqueda fue una especie de despedida de su partido político y del pueblo uruguayo: “Lo que quiero es saludar a mis compatriotas. Es fácil respetar a quien piensa como uno, pero es necesario aprender que el fundamento de la democracia es el respeto a quienes piensan diferente. A mis compatriotas les digo adiós. Los abrazo a todos”, dijo con lágrimas en los ojos, de acuerdo a la revista.
También se despidió de sus colegas y seguidores políticos, y aseguró que hace tiempo que las principales decisiones políticas “ya no dependen más de él”. Y agregó: "Ahora, cuando puedo dar una pequeña ayuda, la doy. Pero no soy un viejo consejero al que hay que pedirle permiso”.
Mujica aseguró que no dará más entrevistas ni aparecerá públicamente. “Lo que pido es que me dejen en paz. No me pidan más entrevistas ni nada. Mi ciclo ha terminado. Honestamente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a descansar”, dijo.
El expresidente ya no quiere hablar sobre la actualidad política, aunque sigue siendo un referente en la opinión pública: sus comentarios seguirán teniendo impacto hasta el final. Mujica fue el principal apoyo político de Yamandú Orsi, que asumirá la presidencia de Uruguay el 1 de marzo.
En las últimas elecciones, el Movimiento de Participación Popular (MPP), el partido de Mujica, obtuvo una victoria histórica y tendrá un puesto importante en el próximo gobierno. El exlíder se siente “orgulloso” de esto, y es algo que le permite irse “tranquilo y agradecido”.
A pesar de su enfermedad, Mujica pasa sus días recorriendo cada día la finca con su tractor, arreglando las cosas para las generaciones futuras. La tierra está a nombre de su esposa y será heredada por su sector político. Para los que vengan, compró un tractor de 28 mil dólares, para que tengan “un hierro nuevo”.
Mujica sabe que morirá en su finca. Y es allí donde quiere ser sepultado, junto a su histórica perrita Manuela.