BUENOS AIRES – “Le vie della Serenissima” llegó a la Ciudad de Buenos Aires. Así se llama el festival de música barroca veneciana que tiene como protagonista al ensamble Armonia della Laguna y que, después de Rosario, se presentó en la capital el sábado 13 de septiembre, en la sede del Círculo La Trevisana.
Todo esto fue posible gracias a un proyecto presentado por la Familia Veneta de Rosario y concretado junto con CAVA (la Confederación de Asociaciones Venetas en Argentina), con financiamiento de la Región Véneto.
La orquesta está integrada por 15 músicos, jóvenes pero profesionales, que tocan violín, viola, violonchelo, contrabajo, clave, oboe, flauta traversa y fagot. A ellos se suma el director, Tomás Mingardo.
Para la ocasión llegaron desde Rosario, acompañados por una delegación de la Familia Veneta, con su presidente Mauro Testa. También participaron los integrantes del grupo Le Mascherate, con vestimentas típicas del Carnaval de Venecia. Una de las tantas iniciativas culturales de la asociación.
El programa del concierto incluyó obras de grandes autores del barroco veneciano: Tomaso Albinoni (Obertura de La Nascita dell’Aurora), Vivaldi (Concierto en sol menor y la célebre Primavera), Alessandro Marcello (Concierto para oboe en re menor). Y se cerró con una pieza de Mozart (Divertimento n.º 1 en re mayor, KV 136).
“Mozart, en esta composición, claramente se inspiró en el barroco veneciano –explica Mingardo–. Había estado en Venecia de gira cuando todavía era adolescente. Y allí respiró una cierta atmósfera cultural y artística que influyó en sus obras”.
El director de la orquesta fue presentando cada obra con una breve explicación, para favorecer una mejor escucha. “Mi objetivo es que el público se acerque a la música clásica sin miedo”, dice.
Silvana Brazzolotto, presidenta de Cava y llegada desde Mendoza para esta ocasión, no ocultó su satisfacción por el logro alcanzado. “Entre todos los proyectos presentados a la Región por las asociaciones de venetos en el mundo, este obtuvo el puntaje más alto”, destacó con orgullo.
Muy ocupado y emocionado en su rol de anfitrión estuvo también Sandro Granzotto, presidente de la Trevisana, que se movía entre la sala y la cocina, donde se preparaba el apericena (una tradición italiana que une el momento del aperitivo con la cena, dando lugar a una comida liviana y compartida) posterior al concierto, a base de especialidades venetas. Y, como postre, el infaltable tiramisú, originario justamente de Treviso.

El director Tomás Mingardo con la primer violín Julia Kobyrn.
La invitada de honor de la noche fue la periodista y escritora Gigliola Zecchin, más conocida como Canela, nacida en Vicenza y llegada a la Argentina siendo niña.
Con algunas mini-entrevistas, quiso darles voz a los músicos, más habituados a expresarse con sus instrumentos que con las palabras. Lo que apareció fue el amor por la música, a pesar de las dificultades que conlleva el trabajo artístico día a día. A la “concertina” (primer violín) Julia Kobyrn le preguntó qué cualidades son necesarias para desempeñar un rol tan importante en una orquesta. “Carácter y pasión”, respondió ella sin dudar.
Ahora el festival se trasladará a Córdoba, entre mediados de octubre y principios de noviembre, con fecha y teatro aún por confirmar. Para más información, se puede consultar la página web de la Familia Veneta o sus redes sociales en Facebook e Instagram.
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