ROSARIO – Nadie imaginaría que el lema de un motoclub pueda ser “Compartir, ayudar y transmitir”, pero es en estos tres pilares que el Vespa Club de Rosario basa todas sus iniciativas.
Compartir una pasión común es fundamental para formar parte de un club. Se organiza al menos un desfile de motos al mes (aunque normalmente dos o tres). El evento consta de un almuerzo social, seguido de un pequeño recorrido de unos pocos kilómetros a bordo de los icónicos scooters. La sede principal de los encuentros es el MotoClub Rosario, en el centro de la ciudad.
Para Patricio Oliva, secretario y comunicador del club, la pasión por la Vespa es muy difícil de describir. No es una moto para amantes de la velocidad, ni para largas excursiones on-the-road , pero para Oliva fue amor a primera vista. Un amor bien descrito por la canción de Lunapop 50 Special, la banda sonora de quienes vivieron la adolescencia a finales de los 90 (“Ma quanto è bello andare in giro per i colli bolognesi, se hai una Vespa Special che ti toglie i problemi /Pero qué bonito es recorrer las colinas de Bolonia, si tenés una Vespa Special que te saca los problemas …”).
Cuando llegó a Roma en 2011, durante su primer viaje a Italia, le llamaron la atención los mil scooters de colores que circulaban por la ciudad. Apenas regresó a Rosario se compró una Vespa.
“Es una pasión que te atrapa por muchas razones. La mecánica, el diseño, el estilo de vida… –explica–. Normalmente se añaden gadgets lindos y originales para personalizar el scooter. Ahora tengo tres modelos diferentes. Una GT300 nueva, una Primavera y un modelo 57 que estoy restaurando”.
El presidente del club, Gabriel Bricco, tiene cinco Vespas. También de origen italiano, fue su padre quien le transmitió la pasión por las motos Piaggio.
El Vespa Club Rosario nació en 1989 y es el primero en Argentina, fundado por Salvador Mateo Ruiz, que aún hoy forma parte de él y es un símbolo del “enjambre” a nivel nacional e internacional, reconocido como pionero de esta pasión.
En los Vespa World Days, encuentro que este año tuvo lugar en Pontedera en Toscana (donde se encuentra la fábrica de Piaggio), Salvador fue mencionado por las autoridades del Vespa World Club. Su nombre aparece incluso en el Dizionario Vespa de Alessandro Lanzarini (ediciones CLD), el manual con todo lo que un aficionado necesita saber.
Con el tiempo, el Vespa Club de Rosario fue creciendo y nacieron otros nuevos en otras ciudades argentinas. Rosario, sin embargo, sigue siendo el lugar con mayor número de motocicletas. “Somos la capital nacional de la Vespa –afirma Patricio–. “Basta con caminar por cualquier calle para ver tantas por ahí, y fue Salvador quien nos contagió el espíritu de la Vespa".
La nueva junta directiva del club se creó hace cuatro años y desde entonces el grupo se esfuerza por hacer crecer el número de asociados y su impacto en la comunidad.
Un segundo aspecto tiene que ver con la solidaridad, que preocupa especialmente a los miembros. Al menos dos veces al año organizan un evento elocuentemente llamado Vespa Solidaria. Por ejemplo, en Navidad, los miembros empacan cajas de regalos y las llevan al centro de recolección del club de rugby Plaza Jewell, para luego donarlas a personas necesitadas de la zona.
El primer “cura vespero” de la Argentina, Pablo Mucilli, de la parroquia Asunción de la Virgen del barrio de Fisherton, también forma parte del Vespa Club de Rosario. Descendiente de inmigrantes, tiene a todos sus familiares en Italia y a ellos les debe esta pasión sobre dos ruedas. Los socios del Club le ayudan en sus iniciativas solidarias, siempre dispuestos a echar una mano.
Este mes recolectaron mantas y alimentos con Cáritas, alumnos del colegio, vecinos del barrio y la parroquia. “Al principio pensábamos que solo podríamos juntar unas treinta mantas. Al final recolectamos más de 110 y 100 kilos de comida –dice Patricio con orgullo–. “Fue muy emotivo, nadie esperaba tal resultado. Otras asociaciones se están poniendo en contacto con nosotros para organizar acciones solidarias”.
El tercer aspecto de las actividades es cultural. “Queremos difundir nuestra cultura, un poco de argentina y un poco de italiana, pero sobre todo rosarina”, declara el secretario.
Lo hacen con varios tipos de eventos e iniciativas. Sus Vespas son una presencia fija en las ceremonias vinculadas a las fiestas y aniversarios italianos, por invitación de las instituciones locales. Incluso el cónsul de Italia en Rosario, Marco Bocchi, que también participa de los encuentros con su Vespa, los convoca a cada evento, sabiendo que puede contar con su apoyo.
El desfile de scooters de colores, símbolo del diseño italiano, siempre resulta impresionante. Con un efecto garantizado de “vacanze romane”.