BUENOS AIRES – La muerte del Papa Francisco conmovió profundamente a la numerosa comunidad ítalo-argentina, que siempre lo vio como un símbolo viviente del lazo histórico y afectivo entre Italia y Argentina.

Jorge Mario Bergoglio, hijo de inmigrantes piamonteses, era para muchos el rostro más alto y universal de la diáspora italiana en el mundo, símbolo de una generación que pudo construir una vida digna y una carrera profesional gracias al esfuerzo de abuelos o padres que llegaron con lo justo al nuevo continente.

Ordenado sacerdote en 1969, luego de haberse formado como técnico químico (en la orden jesuita también se exige una sólida formación en ciencias “profanas”), fue el mayor de cinco hermanos. Sus padres, Mario y Regina Bergoglio, habían llegado desde Portacomaro, un pequeño pueblo del Piamonte.

Su camino eclesiástico lo llevó a ser arzobispo de Buenos Aires en 1998 y cardenal en 2001, nombrado por Juan Pablo II. En 2013, su elección como Papa marcó un antes y un después en la historia: fue el primer pontífice latinoamericano, pero también el primero de origen italiano nacido fuera de Italia.

Hernán Trossero, presidente de la Federación de Asociaciones Piemontesas en Argentina (FAPA), lo recordó con palabras llenas de emoción: “Toda la comunidad piamontesa en Argentina, a través de sus asociaciones, siente un inmenso dolor por la muerte del Santo Padre Francisco, para nosotros el padre Jorge, hijo de nuestros paisanos. Tuvimos el honor de que el Sumo Pontífice fuera argentino y también de raíces piamontesas, algo que será único e inolvidable en la historia de nuestra colectividad”.

También Marcelo Romanello, consejero del CGIE por la provincia de Mendoza, quiso destacar la importancia simbólica del Papa Francisco para los italianos en el exterior: “Adiós a Francisco, el Papa ítalo-argentino que honró a los italianos en el exterior, hoy golpeados por un insólito decreto que corta los lazos de Italia con millones de descendientes que viven fuera del país”, declaró en referencia a las nuevas medidas sobre el reconocimiento de la ciudadanía italiana.

Por último, también recordó a Bergoglio en su dimensión política: “Adiós padre Jorge, adiós a un Papa que rompió los moldes en el Vaticano y despertó amores y odios cada vez que se metía en la política argentina”.