ROMA – “Al principio muchos se quedaron sorprendidos, pero si lo pensás bien, Robert Prevost ya figuraba entre los posibles candidatos, aunque no tuviera un perfil tan mediático. Igual, era el titular de un dicasterio vaticano”, comenta Maria Elisabetta Gandolfi, editora jefe de Il Regno, revista católica publicada en Bolonia, sobre la elección de León XIV y su triunfo frente a los favoritos Pietro Parolin y Matteo Zuppi.

“Probablemente será un Papa que pondrá el foco en la institución –continúa Gandolfi–. Va a tratar de ordenar lo que quedó abierto con Francisco, será un consolidador. Un moderado, sí, pero sin dar marcha atrás”. Que haya sido misionero en Perú –país del que incluso tomó la ciudadanía– es un dato clave.

“Sería ingenuo pensar que el hecho de que Donald Trump sea presidente de Estados Unidos no haya influido en el Cónclave –agrega–. Pero eso no significa que será un papado alineado con Trump”.

La figura de Prevost representa a un sector del catolicismo estadounidense que se inspira en el cardenal Joseph Bernardin (1928–1996), de Chicago –la ciudad natal del nuevo pontífice–, y su visión amplia sobre los llamados temas de la vida. “Para Bernardin, el derecho a la vida también incluye el derecho a la vida de los migrantes –explica la periodista–. Cuando asumió en Chicago, la diócesis estaba en ruinas desde lo financiero, y logró sacarla adelante”.

También es importante la raíz agustiniana del nuevo Papa, compartida con Joseph Ratzinger. “Salió al balcón con la misma vestimenta que usó Benedicto XVI –señala Gandolfi–. No es un detalle menor”.

En cuanto a los debates contemporáneos –como las uniones homosexuales, el celibato sacerdotal y el sacerdocio femenino–, Prevost no ha tomado posiciones firmes. Hasta ahora se ha mantenido muy prudente: es posible que haya aperturas, pero no son temas prioritarios en su agenda.

“En su primera homilía puso el acento en la colegialidad –observa Gandolfi–. Ahí se nota una diferencia con Francisco, que fue más autocrático”. Algo típico, por otra parte, de los grandes líderes sudamericanos.

Según Gandolfi, la visión eclesial de León XIV tiende a recentrar la institución, en contraposición al concepto de “pueblo de los bautizados” tan fuerte en Francisco. Recordemos que en su primera aparición como Papa, Francisco bendijo a la multitud y les pidió que ellos también lo bendijeran a él.

El punto de continuidad con Francisco está, sin dudas, en la preocupación por la paz, que inspiró el primer discurso de Prevost. “Aunque remarcó que esa paz viene de Cristo, lo cual lo acerca más a Ratzinger: es probable que busque funcionar como un puente entre ambos pontificados”, comenta la periodista.

También queda abierta la cuestión del vínculo con el Islam. Se trata de un Papa consciente de la dimensión global de la Iglesia y del hecho de que vivimos en un mundo multipolar. Gandolfi se pregunta: “¿Veremos a alguien más cercano a Bergoglio o a Ratzinger?”. Es decir, si buscará puntos en común entre ambas religiones –como hizo el primero– o si marcará una separación más clara, aunque con respeto y diálogo.

A León XIV se le reconoce una gran capacidad de escucha y un estilo muy medido. “Siempre con una sonrisa, nunca levanta la voz –concluye Gandolfi–. Son cualidades que los cardenales conocen bien. No será muy mediático, pero sin duda el soft power es su mayor fortaleza”. Y esa también es una forma de ejercer el liderazgo.