BUENOS AIRES – Los llaman “hijos del exilio”: son argentinos que nacieron o llegaron al exterior cuando eran niños, entre 1976 y 1983, siguiendo a sus padres, opositores políticos de la dictadura. Algunos nacieron en Europa, aunque la mayoría lo hizo en otros países de América Latina, como Venezuela o México.

Inti Caporale es una de ellas y comparte su historia en Algo con todo esto, una obra teatral escrita en colaboración con Rodrigo Marcó del Pont.

“No estoy segura de ser una hija del exilio –dice con modestia–. Nací en Venezuela, no viví la experiencia de la fuga y el desarraigo como el resto de mi familia”.

Su trabajo pone el foco en la identidad. Un tema central para ella, desde su propio nombre, que remite a una deidad solar incaica, hasta su apellido, Caporale, de evidente origen italiano. “De Catanzaro”, aclara.

En su espectáculo no habla mucho de la dictadura y, cuando lo hace, es para contar la historia de su padre. Primero, prisionero político. Luego, exiliado en Venezuela.

“La obra quería hablar sobre él –explica Inti–. Probé distintos caminos: un libro, un documental… Al final, elegí el teatro”. Se inclinó por un teatro documental que, además de dramaturgia, incluye fotografías, videos y audios compartidos con el público.

Un momento del espectáculo

“Es un trabajo construido también sobre los silencios –agrega –. Papá falleció, mamá no quiere hablar de esos años…”.

Para los hijos de exiliados o de prisioneros políticos que lograron salir con vida, fue difícil tomar la palabra.

“Sentíamos que no teníamos derecho a hablar –dice Inti– o que teníamos menos derecho que otros. Que nuestro dolor no se comparaba con el de los familiares de los desaparecidos. Mi padre mismo, al hablar de sus años en prisión, decía que ni siquiera lo habían ‘torturado tanto’, como si eso fuera una culpa”. Como si no importara haber estado preso entre 1975 y 1978 (antes del golpe de Estado, durante la presidencia de Isabel Perón) ni haber tenido que abandonar su país y regresar recién después de 1984.

Para Inti Caporale, la reflexión sobre el exilio comenzó mucho antes de la dictadura. “Mis bisabuelos, que emigraron desde Calabria, también fueron exiliados y tal vez ni siquiera lo sabían”, señala.

Inti se compara con su hija, que actualmente cursa la escuela secundaria. “Tenía cinco años cuando les contó a sus compañeros la historia de nuestra familia –dice–. Yo tardé años en hacerlo”.

Hoy, Inti es docente de primaria y trabaja con niños con discapacidad. “Mi historia influye mucho en mi trabajo –admite–. Intento ayudar a cada uno de mis alumnos a descubrir quién es y a encontrar lo mejor de sí mismos”.

Algo con todo esto se presentó en el JJ Circuito Cultural el 1° de marzo y ahora buscan nuevos espacios en centros culturales, sitios de memoria y teatros independientes.