BUENOS AIRES – Ganó el premio Clarín Novela 2023 con una historia de terror.
De esa forma escritor Luciano Lamberti, nacido en Córdoba pero de orígenes italianos, ganó dos millones de pesos (unos 2.000 dólares), pero, sobre todo, consiguió la publicación de su novela Para hechizar a un cazador, editado por Alfaguara.
La elección del jurado fue todo menos obvia. La novela aborda el tema de la dictadura – y hasta acá, nada nuevo. Pero lo hace con una perspectiva original: la del género de terror, muchas veces menospreciado en Argentina por no ser lo suficientemente "intelectual".
Y Luciano Lamberti puede hablar de una experiencia vivida en carne propia.
“En los años 90, cuando estudiaba literatura en la universidad –recuerda– tenía que ocultar mis lecturas populares, como las de Stephen King”.
Luego, a la obra de King se le permitió, de manera definitiva, el ingreso a lo que la academia considera "literatura" y el prejuicio intelectual contra los escritores de éxito comenzó, de a poco, a ser superado.
“Se encuentran excelentes best sellers y libros terribles que nadie lee –bromea–. Pero cuando comencé, escribir novelas y cuentos de terror era casi subversivo".
Su primer libro, publicado en 2012, es El loro que podía adivinar el futuro, de la editorial Nudista, seis relatos a medio camino entre la fantasía, el terror y la ciencia ficción.
“Por un lado estaban mis lecturas de cuando era niño, por otro lo que había aprendido de adulto –explica–. Quería crear una tensión entre el realismo y la fantasía".
Lo respaldan sus "divinidades protectoras": Julio Cortázar, Horacio Quiroga, Stephen King, Ray Bradbury, los primeros autores que leyó y que más lo influyeron.
“Terminan rompiéndote la cabeza –dice– y mostrándote cosas que no podés ver excepto a través de ellos. Son los escritores que me transformaron en escritor. Me empujaron a preguntarme si su magia podría funcionar para mí también".
¿Y cuál es el resultado? “Un fracaso, pero la pasás bien mientras lo intentás”, responde, un poco serio y un poco no.
Luego vinieron otros encuentros, como con Joseph Conrad y Juan José Saer, de escrituras más complejas.
“Un descubrimiento más estético que literario –subraya–. Pero casualmente, muchos de mis autores favoritos son escritores de género, que consideran que la literatura comienza donde se quiebra la realidad".
Luciano escribe desde niño, mucho antes de empezar sus estudios universitarios. “Mis compañeros de clase me buscaban para que les hiciera ensayos o les escribiera cartas de amor a sus novias”, dice.
Luciano Lamberti también imparte talleres de escritura creativa.
Hay mucha expectativa en torno a la novela premiada, que será publicarda en los próximos meses.
“Es muy extraño responder preguntas sobre un libro que todavía nadie leyó –contesta evasivo–. No quiero spoilear demasiado, para no arruinar las sorpresas que le esperan al lector. Entrecruzo una historia de zombies con una mirada sobre la dictadura. Se ha escrito mucho sobre eso pero nunca con esta perspectiva que es, no diré nueva, pero sí menos frecuentada".
¿Qué papel tuvo su origen italiano en tu escritura?
“Por un lado tengo raíces piamontesas, con todo lo que eso implica en términos de cosmovisión”, reflexiona. El primer Lamberti que llegó a la Argentina, su bisabuelo, se llamaba Antonio ("como mi hijo", dice Luciano) y trabajaba como empleado de fábrica.
“La familia de la abuela, en cambio, era siciliana –dice–. Mi tatarabuelo, que abordó el barco como polizón, mató al marinero que lo descubrió arrojándolo por la borda. Estos son mis magníficos precedentes". Sobre los que se podría escribir una nueva novela.