BUENOS AIRES – Marco Stiuso, coordinador de personal de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (CAFMA), conversó con Il Globo en el marco de la Exposición Rural Argentina.

Entre los stands del pabellón dedicado a estas empresas, muchas de las cuales operan en la llamada “Pampa Gringa” (entre las provincias de Córdoba y Santa Fe), se observan muchos apellidos italianos. 

Se trata de una industria nacida con la visión emprendedora de inmigrantes, en su mayoría herreros y obreros metalúrgicos italianos. 

Algunas de estas empresas están a punto de cumplir cien años de actividad y se encuentran en manos de descendientes directos de sus fundadores, que en algunos casos llegan hasta la cuarta generación. Un elemento típico del "capitalismo familiar" italiano.

“El fenómeno no se reduce a empresas agroindustriales, es una característica que se repite en todo el sector industrial argentino”, precisa Marco.

El mismo Marco es de ascendencia italiana. “Mi abuelo llegó a Argentina escapando de la pobreza de la posguerra desde un pueblo cercano a Nápoles, San Gregorio Magno”, relata.

Aquellas familias que comenzaron con “pequeñas aventuras empresariales”, hoy son grandes productoras que exportan a todo el mundo, especialmente a Australia, y mantienen el tipo de gestión de una pequeña empresa familiar.

“Las multinacionales son muy profesionales, pero hay menos vocación y tradición entre los empleados –afirma orgulloso Marco–. Y este es un valor añadido importante de nuestras empresas”.

Otro punto que permite a estas empresas emerger en el mercado internacional es el hecho de que se han especializado en métodos de producción muy específicos. Una de ellas es la "siembra directa", una técnica conservadora de manejo del suelo, que consiste en no remover del suelo los restos de la cosecha, con el fin de mantener una fertilidad similar a la de los suelos naturales.

Esta técnica fue probada por primera vez en Argentina por el científico italiano Marcello Fagioli, que realizaba experimentos sobre la presencia de humedad en el suelo. Esta forma de cultivo es fundamental para mantener la fertilidad del suelo y lo será aún más en el contexto de la crisis climática. 

La otra tecnología en la que se especializa la industria argentina es la de las silobolsas para los cereales y las herramientas para su uso. 

Además de estas áreas específicas de desarrollo, CAFMA destaca la calidad de los servicios postventa como elemento de gran ventaja competitiva.

Precisamente por ser innovadora, esta industria también es fundamental para el desarrollo económico del país.

Cerca de 1200 empresas integran la industria de maquinaria agrícola en Argentina y generan 40.000 empleos de manera directa. El 90% de ellos pertenecen a empresas de capital nacional que producen y comercializan en Argentina. Más de 150 empresas argentinas están asociadas a CAFMA.

Una imponente tolva autodescargable de Cestari, empresa fundada por el italiano Andrea Cestari.

Entre aquellas que fueron fundadas por italianos, una de las más emblemáticas es Cestari Tolvas, creada por Andrea Cestari hace 95 años.

La empresa se especializa en la producción de tolvas auto descargables y comercializa sus productos en todo el mundo. Es una máquina muy importante el cultivo de trigo, ya que se utiliza en diferentes fases del sistema productivo.

Otra empresa emblemática del sector es Crucianelli -fundada en 1956 por el italiano Nazzareno Crucianelli- que hoy exporta sembradoras de tecnología avanzada a todo el mundo. También la empresa Bertini produce sembradoras en la ciudad de Rosario. 

Todas estas empresas permanecen en manos de los descendientes de sus fundadores. Hoy el dueño de Cestari es Néstor Cestari, pero sus cuatro hijos lo acompañan al frente de la empresa. Crucianelli está dirigida por los hijos de Raúl Crucianelli, nieto del fundador.

Aunque las multinacionales representan solo el 10% de las empresas de maquinaria agrícola, acaparan una porción muy grande del mercado, especialmente con las ventas de tractores y cosechadoras, es decir, la maquinaria más convencional. El espacio para quienes encuentran su propio nicho de mercado, sin embargo, no falta.

Por eso los casos de éxito son de aquellas empresas especializadas en máquinas para tipos de cultivos específicos, y eso sigue siendo un factor clave para el futuro del sector.

Hoy se abren nuevos mercados para la agricultura no convencional, el cultivo de cáñamo, maní y algodón.

Para CAFMA es muy importante que se reconozca el impacto positivo de esta industria en la economía de las regiones del interior de Argentina y, en ese sentido, promover el desarrollo del sector.

Por eso presentó un proyecto de ley que tiene como objetivo distinguir los productos que pueden ser considerados "hechos en Argentina", de aquellos que tienen la mayoría de sus componentes elaborados en el extranjero. Esto le daría al Banco Nación -que está bajo el control del Estado- una herramienta para las decisiones de financiamiento.

En este momento el 90% de los empleos del sector es generado por empresas de capital argentino, pero solo el 30% del financiamiento va para ellas. Otro 30% del financiamiento que ofrece el Banco Nación se destina a multinacionales de capital extranjero.

Bajo el nombre de Ley de maquinaria agrícola, el proyecto -que se encuentra ahora en el Congreso- está inspirado en la legislación brasilera sobre el tema y en la legislación argentina en lo que respecta a la industria automovilística.  

“Queremos dejar en claro que nuestra intención no es ir en contra de los productos importados, todo el sector necesita importar componentes –señala Marco Stiuso–. Además, las multinacionales también crean empleos aquí en Argentina. Pero nos parece importante que la financiación pública dé prioridad a aquellas empresas que crean más empleo localmente”.