MAR DEL PLATA — “Ya estuve dos veces en Mar del Plata y siempre la encuentro hermosa”. Lo dice Egidio Riccioni, intendente de la ciudad molisana de Mafalda (provincia de Campobasso), hermanada con el más popular centro turístico argentino. No es casual: a esta zona emigraron unas 500 familias oriundas de Mafalda, que fundaron la Colectividad Mafaldesa y Molisana. La presencia de esa pequeña región del centro de Italia es tan fuerte que en la ciudad también funciona otra entidad vinculada a ella: la Unión Regional del Molise.
El hermanamiento entre ambas ciudades se firmó en 2010, cuando Riccioni ya ejercía como intendente, cargo que hoy cumple por cuarta vez.
El viaje —del que también participa el presidente del Concejo Municipal, Ovidio Sforza— incluye un programa de visitas institucionales y encuentros con la comunidad molisana e italiana de Mar del Plata.
Una de las paradas más significativas, tras el saludo al cónsul de Italia Andrea Varischetti, fue la escuela Leonardo da Vinci, recientemente reconocida por el gobierno italiano y fundada por una familia molisana, los Zampini.
A la izquierda, Egidio Riccioni junto al cónsul Andrea Varischetti.
“Con esta institución tenemos un vínculo muy especial”, contó Riccioni. “Del 25 de agosto al 13 de septiembre recibimos en Mafalda a nueve estudiantes en el marco de un intercambio, así que no podía no venir a saludarlos. En Semana Santa de 2016 enviaremos a nuestros chicos para devolver la visita”.
La coincidencia quiso que el encuentro se realizara justo durante la Semana de la Lengua Italiana en el Mundo. “Fue muy emocionante el entusiasmo con que nos recibieron los alumnos, que ya nos conocían”, dijo el intendente. Un ejemplo de que este tipo de proyectos no son simples “excusas para viajar”, sino oportunidades para tender puentes que perduran en el tiempo.
Foto grupal con el personal y los estudiantes de la escuela Leonardo da Vinci.
Hay antecedentes: “Hace algunos años recibimos en Mafalda al cuerpo de baile de la Unión del Molise”, recuerda Riccioni. “Una de las chicas se enamoró de un mafaldés, se casó y se quedó a vivir con nosotros”.
“El objetivo ahora —agrega— es fortalecer el trabajo conjunto entre todas las organizaciones italianas de la ciudad, especialmente entre las dos asociaciones molisanas, para que sus propuestas tengan más peso ante la región”.
En los próximos días están previstos encuentros con empresarios de Mar del Plata, donde la comunidad italiana tiene una presencia relevante. Uno de los puntos será la Cámara de Constructores, “porque un mafaldés prácticamente construyó la ciudad: la empresa Ripalta, que llevaba el antiguo nombre de Mafalda antes de 1903”.
El intendente se mostró especialmente conmovido por el entusiasmo de los jóvenes descendientes “que quieren conocer el pueblo natal de sus abuelos. Lo mismo pasa en casa: hay unas 500 familias que sueñan con reencontrarse con sus parientes argentinos”. El llamado “turismo de las raíces” puede, así, ir en las dos direcciones.
El municipio de Mafalda creó una oficina especial para acompañar a quienes se trasladan allí para tramitar la ciudadanía italiana. “Hay una fuerte identificación con Italia incluso antes de tener los papeles —explica Riccioni—. Los jóvenes quieren conocer mejor las raíces de sus familias y descubren que no todo se reduce a historias de pobreza. También se interesan por la gastronomía, el diseño y la cultura italiana”.
¿Y qué pasa después de obtener la ciudadanía? El 20 por ciento se queda a vivir en Mafalda. “Es un pueblo de poco más de mil habitantes: como digo siempre, en broma, acá se sabe vida, obra y milagros de todos”, cuenta Riccioni. “Los alquileres son baratos, no hay desempleo. Y ahora, con la apertura de un centro de Amazon, hay una demanda altísima de trabajadores”.
Antes de regresar a Italia, Riccioni planea visitar el faro, cerca del cual hay una calle llamada Ciudad de Mafalda, y caminar por la playa. “Este mar siempre me impresiona —dice—. Y eso que estoy acostumbrado al Adriático, donde para que no te toque el agua tenés que caminar cientos de metros”.
