BUENOS AIRES – Una celebración de los italianos en Buenos Aires. Un gran evento deportivo. Una celebración para toda la familia. Una jornada solidaria.

Todo esto es la MaraTANA, la maratón de la comunidad italiana, cuya segunda edición se desarrolló con éxito ayer por la mañana, gracias también al buen tiempo y a una temperatura perfecta.

Una jornada seca, soleada y templada. Ideal para correr y tomar sol en ese gran pulmón verde de la capital formado por los Bosques de Palermo, cerca del hipódromo.

Los primeros en la línea de salida fueron los atletas del recorrido de 21 kilómetros, seguidos por los de 10 kilómetros.

Pero la verdadera fiesta empezó a las 10 de la mañana, cuando empezó la carrera no competitiva de 3 kilómetros: familias, grupos de amigos, parejas de jubilados, padres con cochecitos de bebé a cuestas, perros con correa...

Algunas personas corrían, otras caminaban. Todas desfilaron bajo la mirada satisfecha del embajador Fabrizio Lucentini, que para la ocasión estuvo vestido con ropa informal y lentes de sol.

El cónsul general Carmelo Barberá, por su parte, participó de la maratón. Con el dorsal número 1, como era de esperar.

Cuando los participantes cruzaron la línea de llegada, se reunieron con amigos y familiares en el gran parque frente al escenario, donde había puestos de comida (el sándwich de crema de ‘nduja de Calabria fue particularmente popular).

Una larga fila se formó frente a la carpa de la Secretaría de Migraciones donde una computadora le permitía conectarse a una base de datos para buscar a sus antepasados ​​que desembarcaron en Argentina y se registraron en el Hotel de Inmigrantes.

En el momento de la entrega de premios, Jorge Macri, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, subió al escenario para saludar al público, felicitar a los ganadores y señalar una convergencia entre MaraTANA y su propia gestión política que, afirmó, apunta a visibilizar y poner en valor a las diferentes culturas diferente que crearon las bases del sustrato social cosmopolita de la ciudad.

Al grito de “¡Viva Italia, viva Argentina!”, el presidente del Comites de Buenos Aires, Darío Signorini, con vestimenta de correr total white, celebró el amor que une a la comunidad por los dos países.

Mario Moccia, presidente del Comité Olímpico Argentino, estuvo presente para entregar los trofeos.

Los deportistas paralímpicos que participaron en las categorías "Discapacidad visual" -que subieron al podio junto a sus guías, para subrayar el gran trabajo que acompaña al entrenamiento deportivo a la hora de lograr armonía y conexión entre dos profesionales que deben compartir el ritmo mismo ritmo (de respiración y de velocidad) a la hora de correr-, "Silla de ruedas" y "Otra discapacidad".

La ganadora de la categoría "Discapacidad visual" quiso compartir el escalón más alto del podio junto a la ganadora del segundo puesto, que se unió a ella con un abrazo que refleja el espíritu deportivo y el fair play.

El momento más esperado fue el sorteo de premios, en particular los dos pasajes de avión a Italia ofrecidos por la compañía aérea Ita, ganado por dos participantes incrédulos que apenas podían contener su alegría y asombro.

La jornada concluyó con un momento dedicado a la solidaridad, con la entrega de un cheque simbólico de 10 millones de pesos a Marco Gallo, presidente de la Comunidad de Sant'Egidio en Argentina. El dinero será utilizado por la asociación para llevar a cabo proyectos solidarios (como un refugio para personas sin hogar, un centro de día, y un centro extraescolar para niños) en su sede.