OSLO - La llegada de María Corina Machado a Oslo no tomó por sorpresa a la oposición venezolana ni a la comunidad internacional: desde hacía al menos dos días se daba por hecho que aterrizaría en la capital noruega en la noche.
Lo que sí marcó un giro político fue verla finalmente aparecer en público, luego de casi un año de silencio forzado y vida clandestina para esquivar las órdenes de detención del gobierno de Nicolás Maduro.
Pasadas las celebraciones por la entrega del Premio Nobel de la Paz —recogido en su nombre por su hija—, Machado se asomó al balcón del Grand Hotel, en el centro de Oslo, donde la esperaban decenas de venezolanos y simpatizantes. Emocionada, saludó, entonó el himno nacional y luego bajó a la calle para abrazar a los presentes y agradecer el apoyo recibido durante los meses en los que se mantuvo escondida.
En la conferencia de prensa posterior, la dirigente confirmó que su salida de Venezuela fue una operación cuidadosamente planificada y de alto riesgo.
Explicó que pudo abandonar el país gracias a una red de apoyo que la ayudó a esquivar la vigilancia del aparato de seguridad. Evitó dar detalles puntuales del recorrido, pero dejó claro que hubo quienes arriesgaron todo para que ella pudiera llegar a Europa. “Un día podré contar con precisión cómo fue este viaje, pero hoy no puedo exponer a las personas que me ayudaron”, advirtió.
Machado también reveló que contó con respaldo internacional, incluyendo el de Estados Unidos, para concretar su llegada a Noruega. Su presencia en Oslo se convirtió así en un mensaje político de alto perfil, no solo hacia el gobierno de Maduro sino también hacia los países que siguen de cerca la crisis venezolana.
Desde el podio, la líder opositora dedicó buena parte de sus declaraciones a describir el entramado externo que, a su juicio, sostiene al chavismo en el poder. Denunció la presencia en territorio venezolano de agentes rusos e iraníes, así como de organizaciones armadas y redes criminales que operarían con el visto bueno del régimen. Según su diagnóstico, Venezuela se ha transformado en un punto de apoyo para el narcotráfico, el comercio ilegal de armas y el tráfico de personas en la región. Un juicio similar al del presidente estadounidense Donald Trump, que utiliza esos argumentos para atacar embarcaciones en el Caribe.
En ese contexto, Machado hizo un llamado directo a la comunidad internacional para que corte las fuentes de financiamiento que alimentan al aparato represivo. Sostuvo que la continuidad del régimen se apoya menos en la voluntad popular y más en el dinero que proviene de estas actividades ilícitas y del mercado negro petrolero.
Uno de los pasajes más esperados de su intervención fue la respuesta a la pregunta sobre su retorno al país. Machado fue categórica: “Volveré a Venezuela lo antes posible”. Aclaró, sin embargo, que ese regreso no estará condicionado a la eventual salida de Maduro del poder, sino a la existencia de garantías mínimas para su seguridad y la de su entorno. También aseguró que el gobierno nunca supo dónde se escondió durante estos meses y que, si vuelve mientras el chavismo siga gobernando, evitará revelar su ubicación para eludir una nueva persecución.
A su alrededor, en Oslo, la acompañan familiares cercanos —entre ellos su madre, sus hijos y su hermana—, además de dirigentes opositores y figuras políticas de distintos países latinoamericanos.
La reaparición de Machado en Noruega, luego de días de versiones cruzadas sobre su paradero y de meses de ausencia pública, la devuelve al centro de la escena. Su presencia en Oslo y sus declaraciones no solo confirman que logró salir de Venezuela ilesa, sino que reinstalan su figura como uno de los principales polos de oposición a Maduro en el tablero internacional.