BUENOS AIRES – Cuarenta y seis años en el Hospital Italiano de Buenos Aires. “Mi matrimonio más largo”, bromea Mario Sebastiani, ginecólogo, obstetra y profesor universitario.

El año 2023 estuvo marcado por numerosos premios a su trayectoria profesional.

Al diploma al mérito de la Fundación Konex 2023 (premio que se otorga cada año a personalidades que se distinguieron en el ámbito científico, artístico, literario o social) por su compromiso con la salud pública, se sumó la placa del Hospital Italiano (que en realidad data del año pasado, pero fue entregado ahora) como agradecimiento por 45 años de trabajo y compromiso.

“Y sí, el Hospital Italiano es el lugar donde me formé y crecí –afirma–. Cuando camino por los pasillos me siguen parando para saludarme. Todos me conocen".

Mario ya no es el joven médico que en 1977, con 26 años y recién terminados los estudios, ingresó por primera vez al departamento de obstetricia.

“Pero en todo este tiempo el hospital también cambió, tal como lo hicieron los médicos y la medicina –afirma–. De una visión vertical y paternalista de la relación con el 'paciente', pasamos a ponerlo en el centro de esa relación".

Según Sebastiani, esta "revolución copernicana" se debe a la influencia de la cultura anglosajona.

“En el centro está la persona, con sus valores –explica–. A cambio de una paga (propia, de una prepaga o del Estado), exige un servicio, ya sea de tratamiento o de prevención. Esto hace que la estructura organizativa de los hospitales sea mucho más compleja".

Hoy, el Hospital Italiano está catalogado como el mejor hospital privado de Argentina y el séptimo de Sudamérica.

“El comité directivo de la asociación sin fines de lucro que lo gestiona está formado por italianos –explica–. Revisan las cuentas de manera minuciosa y al mismo tiempo tienen una visión muy avanzada, fueron capaces de prever los cambios que vendrían".

Siempre pensaron que el hospital tiene que ser un lugar de tratamiento, investigación y formación.

De hecho, funciona como un hospital-escuela, con su propio instituto universitario, donde se aplica una enseñanza basada en problemas y no simplemente teórica. Significa que los estudiantes "observan" los casos desde el primer año, piensan de manera multidisciplinaria y no "por tema". Consideran al paciente en su totalidad y trabajan en equipo.

Mario Sebastiani también fue el fundador del Comité de Bioética del hospital.

“Planteamos el problema hace treinta años –afirma–. Por ese entonces, los enfermos no eran informados sobre sus condiciones reales". Estaba vigente la política de la “mentira piadosa”. “Que en verdad tan piadosa no es, porque crea desequilibrios de poder”, añade.

El siguiente paso fue aprender a decir la verdad. “No hay manuales –admite–. Aprendemos de las novelas, de los filósofos, de las obras de arte. La medicina debe estar 'coloreada' con toques de otras disciplinas”.

Para Sebastiani, el Hospital Italiano siempre fue un lugar de libertad.

“A finales de los años 80 comencé a trabajar por la despenalización del aborto –revela– y sé que era un personaje incómodo. Sin embargo, jamás recibí presiones por parte de los dirigentes del hospital".

Ahora que el aborto es legal en Argentina desde 2020, quiere dar otra batalla. “La del final de la vida –explica–. Declaraciones anticipadas y muerte sin dolor”.

Él, que toda su vida hizo nacer bebés, ahora se preocupa por cómo muere la gente.

“La muerte debe ser un proceso tranquilo, lo más sereno posible –afirma–. Estoy trabajando con diputados y senadores de todas las fuerzas políticas para al menos poder discutir estos temas".