ROMA - La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, afirmó hoy que se propone "permanecer en el poder durante muchos años", para impulsar "un cambio cultural sustancial", cuyo objetivo primario es la defensa de la familia y el desafío demográfico.

"Hace años pronuncié un discurso que me dio popularidad”, aseguró la premier, haciendo referencia  a un discurso que dio en 2019. “Dije 'mi nombre es Giorgia, soy mujer, soy madre, soy cristiana y eso nadie me lo puede quitar’. Esto provocó ataques. Compusieron  canciones acerca de eso. Pero mis adversarios no comprendieron cuántas personas pensaban que lo que decía era algo bueno", dijo. Las afirmaciones formaron parte de la Cumbre Demográfica de Budapest.

"Hoy tenemos una importante oportunidad para debatir cuestiones que son claves para Italia y para toda la agenda europea: la familia y los desafíos demográficos. Forman parte del corazón de la política del gobierno italiano, cuyo objetivo principal es iniciar un cambio cultural sustancial", expresó la premier.

Meloni destacó que "hay países más ricos donde nacen menos niños, debemos movilizar recursos para apoyar a la familia tal como es" y se refirió a a la revuelta húngara de 1956, sofocada por los tanques soviéticos, y sostuvo que "lo que sucedió en el mundo soviético es una advertencia para no repetir ese experimento: que el Estado sustituya a las familias. La revolución del '56 no era solo contra un poder extranjero, sino contra quien trataba de destruir las bases de la identidad de las personas".

"Ninguna propaganda de hoy puede arrancar las páginas de la historia. Lo vemos también en Ucrania. No podemos aceptar esto".

“El objetivo de nuestro gobierno es permanecer en el poder durante muchos años, algo inusual en Italia. Nuestro gobierno tiene como prioridad absoluta el número de nacimientos y el apoyo a las familias. Por un futuro mejor que el presente", enfatizó.

Para eso, hace falta dar "una gran batalla para defender a las familias, lo que significa defender la identidad, defender a Dios y todo lo que ha construido nuestra civilización".

La primera ministra se mostró contraria a la idea de que la migración es el camino para superar el "invierno demográfico" que representa la caída de los índices de natalidad. "A menudo se argumenta de manera instrumental que la migración contribuirá al crecimiento de nuestras poblaciones. No estoy de acuerdo con esta narrativa. Estoy convencida de que las grandes naciones deben asumir la responsabilidad de construir su propio futuro".

"Los migrantes, si se integran plenamente, pueden dar una contribución, pero debemos ser responsables de nosotros mismos, como ciudadanos europeos, y encontrar soluciones a la crisis del sistema europeo: el descenso de la población no es un destino, es una decisión. Y no es la decisión a la que apuntamos", dijo.