BUENOS AIRES – Desde la Argentina, el presidente Javier Milei expresó su cercanía a las víctimas del atentado islamista de Sídney contra la comunidad judía de la ciudad, que estaba celebrando Hanukkah. Un acto que, según se lee en un comunicado publicado en X, “demuestra el desprecio por la vida y la sed de destrucción de un grupo de personas intolerantes cuyo único objetivo es el fin de la humanidad tal como la conocemos y la imposición de un nuevo sistema teocrático de represión de las libertades, incluida la libertad de culto”.

No renuncia a una chicana Milei, a pesar del momento dolorosísimo que atraviesa Australia.

“En agosto, el primer ministro de Israel había advertido por escrito a su par australiano que un violento ataque antisemita podría producirse en su país en caso de que el gobierno australiano reconociera al Estado de Palestina –recuerda en el comunicado–. Como explicó Israel en su carta, después de la masacre del 7 de octubre de 2023, cualquier reconocimiento de Palestina podría haber sido interpretado como un premio a ese ataque, lo que habría llevado a nuevos atentados. En septiembre de este año, Australia reconoció al Estado de Palestina y hoy, a apenas tres meses de distancia, la comunidad judía vuelve a sufrir una masacre”.

Palabras poco oportunas, desde el punto de vista humano y diplomático, hacia un país que todavía está contando a sus muertos, tras un ataque cuyas investigaciones recién comienzan.

Uno de los atacantes sería un ciudadano australiano de origen pakistaní, que con Palestina tiene, por lo tanto, muy poco que ver. Además –para desarmar aún más el paradigma– quien logró desarmar a uno de los atacantes fue un comerciante de origen árabe, Ahmed al Ahmed, de 43 años, padre de dos hijos, que resultó herido en un hombro por dos disparos.

Luego, el presidente Milei reitera “sus condolencias a los familiares de las víctimas y reafirma su compromiso con la protección de la comunidad judía, así como con la cooperación internacional orientada a prevenir, combatir y erradicar la violencia contra dicha comunidad, en particular en la República Argentina, un país que ha sido víctima directa del terrorismo islamista y de su visceral antisemitismo”.

La referencia es a los dos atentados sufridos en los años 90 por la embajada de Israel y la Amia (Asociación Mutual Israelita Argentina). El primero ocurrió en 1992, con un auto cargado de explosivos lanzado contra la fachada de la embajada, un ataque que dejó un saldo de 29 muertos y 242 heridos.

En 1994 otro coche bomba, esta vez contra la Amia, dejó un balance de 85 muertos y 300 heridos. A pesar de las declaraciones de Milei, sobre la autoría de este segundo atentado no existen pruebas definitivas.