BUENOS AIRES – El Museo de la inmigración italiana ya tiene una “casa”. O, mejor dicho, un terreno donde podrá tomar forma.
El 4 de septiembre la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires otorgó a la Federación de Instituciones Italianas de la Circunscripción de Buenos Aires (FEDIBA) el uso, de manera provisoria y gratuita por un período de treinta años, del terreno ubicado en Avenida Costanera Rafael Obligado 4193T. La resolución fue aprobada con 52 votos a favor, 0 en contra y 3 abstenciones.
Así lo anunció, exultante, Darío Signorini, presidente del Cómites de Buenos Aires, que desde hace años trabaja con tenacidad y paciencia en el proyecto. “Un sueño hecho realidad, un logro que debemos a la colaboración de muchas personas”, comentó Signorini, adelantando que el modelo en el que se inspirará la estructura es el Museo de la Emigración Italiana (MEI) de Génova, que colaborará aportando contenidos.
El terreno está ubicado frente –algo que no es casual– al monumento a Cristóbal Colón. En pleno distrito gastronómico y juvenil de la ciudad. Porque justamente a los jóvenes quiere dirigirse el museo, ayudándolos a comprender el presente a través de la memoria y las raíces.
A sus espaldas está el Río de la Plata, por donde llegaban los barcos cargados de inmigrantes que habían viajado durante semanas en tercera clase. Y será visible desde el aeropuerto, símbolo de otra forma, más actual, de viajar y llegar en pocas horas a otros continentes.
Desde hace meses el sí definitivo estaba en el aire. En abril pasado, la comisión de Presupuesto de la Legislatura había realizado una audiencia pública para discutir el proyecto, presentado a los diputados por arquitectos y referentes de la comunidad italiana.

El momento de la votación en la Legislatura.
También visible desde el aeropuerto, el museo representará un aporte socio-cultural y turístico de relevancia para la ciudad, alentando a los visitantes a descubrir las huellas de la italianidad en Buenos Aires, y se convertirá en una parada obligada para encuentros, festivales y recorridos temáticos.
El edificio, de 1.700 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, se construirá con soluciones arquitectónicas bioclimáticas, para reducir el impacto ambiental y los costos de mantenimiento. Los visitantes recorrerán instalaciones inmersivas con contenidos que se renovarán periódicamente y tendrán a disposición un bar con especialidades italianas. También habrá un auditorio y espacios para muestras temporarias y otras iniciativas culturales.
El proyecto fue realizado por los arquitectos María Teresa Egozcuye y Augusto Vettore, del estudio Evpp. La inversión prevista supera los cinco millones de euros.