BUENOS AIRES – Desde Maradona hasta Zanetti, el vínculo entre el fútbol italiano y argentino es indiscutible.
Las raíces compartidas y un enfoque similar de la experiencia en el estadio generan que tanto jugadores como fanáticos sigan los partidos de Primera División y Serie A, independientemente de su nacionalidad.
Pablo Mamone, vicepresidente de producción para toda Latinoamérica del canal deportivo ESPN, tiene orígenes calabreses y un fuerte sentido de pertenencia a la comunidad italiana, que también se refleja en su trabajo.
Este año fue nombrado Oficial de la Orden de la Estrella de Italia por su compromiso con la difusión de la cultura italiana, reconocimiento del que se siente muy orgulloso.
Colabora como orador en cursos del Centro Ítalo Argentino de Altos Estudios (CIAAE) para el modulo Deportivo de la Diplomatura que ofrece la instituciòn y está en estrecho contacto con la Embajada y el Consulado de Italia en Buenos Aires.
Entre los proyectos más cercanos a su corazón se encuentra Supercalcio, un programa de televisión donde jugadores residentes en Italia muestran lugares de interés cultural o naturalista, presentando al público argentino lugares menos conocidos pero igualmente fascinantes. Se transmite por ESPN durante los intervalos de los partidos de la Serie A, en las redes sociales y durante las pausas comerciales de los informativos del canal.
Además de las relaciones históricas entre ambos países, está surgiendo un nuevo fenómeno que une al fútbol italiano y argentino: es la salida a la cancha, en el verdadero sentido de la palabra, de la primera generación de los hijos de los jugadores que triunfaron en Italia en la décadas del noventa y el dos mil, que hoy son disputados por ambas selecciones nacionales.
Entre los jóvenes a los que Mamone recomienda observar con atención se encuentran los hermanos Carboni. Franco (2003), Valentín (2005) y Cristiano (2009), hijos del ex jugador argentino Ezequiel Carboni, fueron convocados por Scaloni, director técnico de Argentina, y optaron por vestir la camiseta blanquicelestel, pero también continúan su carrera en equipos italianos.
El italo-argentino Mateo Retegui (1999), hijo del jugador de hockey Carlos Retegui, optó por jugar para los azzurri.
Juan Manuel Cruz (1999), hijo del ex jugador del Inter Julio Cruz, juega como centrodelantero en el Verona, pero aún no ha sido convocado por ninguna de las selecciones.
“Nuestras jóvenes promesas van a Europa en busca de mejores contratos laborales: no es sólo una cuestión económica, sino una cuestión de calidad de vida –aclara Mamone–. Hay que educarlos en nutrición y preparación física, es importante que un jugador sepa cuidar su salud, física y mental, que aprenda a crear hábitos saludables”.
Según el directivo, estas son las razones por las que la brecha entre el nivel del fútbol sudamericano y europeo está creciendo a favor de este último, a pesar de que el fútbol europeo no vive su mejor momento.
A principios de este año, el nuevo presidente argentino Javier Milei emitió un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que, modificando la legislación vigente en materia de clubes deportivos, permitiría que los equipos de fútbol se transformen en clubes privados.
Sin embargo, aquellos artículos del decreto no entraron en vigor debido a un recurso de la Cámara Federal de San Martín, y las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) aún no son una realidad, pero muchos directivos de distintos clubes se han manifestado en contra del proyecto.
“Cada organización debe encontrar la mejor manera de crecer y elegir el modelo de negocio que más le convenga –explica Mamone–. Hay clubes con capacidad de autogestión y otros que necesitan una gestión más profesional”.
Mamone subraya que en el fútbol europeo hay muchas empresas que gestionan equipos, sin que se haya perdido el espíritu deportivo y que, de hecho, el fútbol argentino enfrenta grandes dificultades económicas que no permiten el desarrollo local de los jugadores.
“El talento latino se basa en la improvisación y necesita formación y disciplina para rendir al máximo. Cuando todos estos factores se juntan nacen los mejores jugadores del mundo”, concluye.