BUENOS AIRES – Por primera vez en Buenos Aires, Paola Cortellesi, conocida por el público argentino como el rostro de la detective Petra, presenta su ópera prima como directora, la película C’è ancora domani (Siempre nos quedará un mañana), que ya cosechó un gran éxito en Italia, alcanzando el podio en 2023.
“Sabía que al llegar encontraría una cultura cercana a mí, incluso desde el punto de vista emotivo, porque aquí en Argentina hay una gran parte de Italia”, comenzó. Recién llegada a la Ciudad de Buenos Aires al momento de hacer esta entrevista, admitió que, aunque no había podido ver mucho del lugar, ya estaba fascinada. "Me tomaré un tiempo para volver a visitarla", dijo.
“Nunca imaginé estar aquí para una película dirigida por mí, es una gran emoción –continuó–. Me permite hablar con la gente y ser un poco menos turista, sumergirme en la vida de la ciudad”. Dice que le gustaría visitar la Plaza de Mayo, por su valor histórico en la lucha de madres y abuelas que buscaban a familiares desaparecidos durante la dictadura militar.
La película que dirigió, ambientada en 1946, pocos días después del referéndum constitucional del 2 de junio, cuenta la historia de Delia (interpretada por la propia Paola Cortellesi), una mujer humilde que sufre violencia, incluida física, por parte de su marido (Valerio Mastrandrea).
Su hija Marcella (Romana Maggiora Vergano) desprecia la forma en que Delia se deja tratar y espera con ilusión la propuesta de compromiso de su amante, un joven de familia adinerada.
Una serie de encuentros y sucesos inesperados le dan a Delia la idea de poder cambiar su presente, sobre todo para darle a su hija un futuro mejor.
La película es en blanco y negro porque Cortellesi se inspiró en las historias que contaban sus abuelas, que en su mente imaginaba con el formato de las películas de la época.
“Mi abuela era una persona maravillosa que no podía estudiar porque era mujer –recordó conmovida–. Tuve un gran abuelo y mi una abuela que nunca sufrió violencia en toda su vida, pero siempre se colocó en un papel subordinado que le era natural, porque había sido educada así, al servicio de un hombre. En este caso de un gran hombre, pero aún así, a su servicio. Siempre terminaba las conversaciones con la frase 'de todos modos, yo no sé nada’. Una mujer que, a pesar de haber pasado por la guerra y criar cuatro hijos, con mucha fuerza y coraje, siempre pensó que no era nada. Es una paradoja entre lo que estas mujeres han hecho y logrado y su opinión sobre sí mismas. Esto es parte de un cierto tipo de mentalidad, que educaba a las mujeres para servir y obedecer".
A Paola le encanta su trabajo porque con las historias es posible mover montañas o en todo caso aportar su granito de arena. Crear interés en un tema. Al leer, ver películas, escuchar música, es posible considerar diferentes puntos de vista y construir un pensamiento propio libre.
“Las historias hacen eso. Y esa era mi vocación –afirma–. Para mí fue un gran privilegio poder escribir historias y esta profesión me dio la oportunidad de abordar los temas que eran cercanos a mi corazón, incluso como mujer".
A pesar de la temática, la película es una comedia que emociona y que también hace reír. Desde la fotografía hasta la música, nada se da por sentado y Cortellesi rompe con los esquemas tradicionales del cine de época.
“Esta película es toda una trampa, quería hacer trampa: al principio sigue los rasgos estilísticos del neorrealismo, con el formato 4:3 de la pantalla en blanco y negro, una textura diferente que retrata la película y la música de la época. Luego cambia el formato, el estilo y la música, porque en cualquier caso –subraya– se trata de un relato contemporánea”.
Asímismo, el título Todavía nos queda mañana tiene un significado inesperado, y el final también sorprenderá al público, de la mejor manera.
A Paola Cortellesi le gusta mucho detenerse a responder a las preguntas del público después de las proyecciones. Pero a pocos días del estreno de la película había tanta gente con ganas de preguntar y de saber, que pidió mover los horarios para tener tiempo de encontrarse con el público al final entre un espectáculo y otro.
“Eso fue lo mejor de todo –afirma–. Estaba el deseo de las personas en la sala de hablar y contar un pedazo de vida, los recuerdos de sus familias, no necesariamente ligados a la parte más dura de esta historia, sino al papel de la mujer".
En el estreno de la película, en el cine Cinépolis Recoleta de Buenos Aires durante la Semana del Cine Italiano, Cortellesi presentó su trabajo al público presente en la sala, que pudo hacerle preguntas al director luego de la proyección. Muchos espectadores estaban muy conformes por las emociones que generó la película y la forma en que abordó el tema de la violencia hacia las mujeres.
“Quería hacer una película que, a pesar de estar ambientada en el pasado, hable de la violencia hacia las mujeres de una manera actual. Es una violencia que proviene de una antigua mentalidad que aún persiste. Se necesitan muchas generaciones para cambiar una forma de pensar, incluso si mientras tanto han llegado leyes y protecciones de los derechos de las mujeres", explicó a los presentes en la sala, revelando que en Italia las noticias registran un feminicidio cada setenta y dos horas.
La directora explicó que la idea de la película nació cuando hace dos años estaba leyendo un libro para niñas sobre los derechos de las mujeres junto con su hija, Lauretta -a quien está dedicada la película-, que en ese momento tenía nueve años. “Ella no podía creer que alguna vez no tuvimos derechos, que ni siquiera pudiéramos votar”.
Entonces Cortellesi imaginó lo que habían sentido las mujeres de la época al ejercer por primera vez su derecho al voto. “Para algunas de ellas fue una primera toma de conciencia, un nuevo respeto ellas mismas. No quería hablar de las grandes mujeres que hicieron política o historia, quería hablar de todas aquellas otras, a las que nadie jamás ha agradecido haber llevado una vida de obediencia y esfuerzo –afirmó ante el público–. Delia no es una mujer que tenga deseos, no es particularmente culta ni valiente, es una más, pero para muchas como ella ese momento fue un momento de redención".
Delia, con su inmenso amor por su hija y su humildad, pone en pantalla a una generación de mujeres que con amor lo dieron todo, sin llegar a ser conscientes de su propio valor, no sólo para su propia familia sino para la sociedad entera.
“No hay ninguna denuncia, sólo quería ilustrar una situación, cada uno puede captar lo que quiera captar”. Concluyó, seguida de un largo y merecido aplauso. Para ella y para su primer trabajo.