BUENOS AIRES – Las dos principales asociaciones italianas presentes en Buenos Aires participaron juntas en la marcha de protesta con motivo del paro general del 24 de enero contra las medidas del gobierno de Milei.
Los patronatos Inas e Inca sumaron su adhesión, según confirmaron las dos coordinadoras, Micaela Bracco y María Rosa Arona respectivamente .
Además, incluso los sindicatos a los que están vinculados las dos instituciones (CGIL por Inca y CISL por Inas) habían declarado su apoyo a la huelga desde Italia. La UIL se había unido a ellos
Por eso el mismo miércoles a las 15.30 (hora italiana), las agrupaciones se reunieron en Roma, frente a la embajada argentina, para apoyar a sus compañeros rioplatenses: los sindicatos confederales CGT, CTAT y CTAA.
La protesta se extendió a muchas otras ciudades del mundo, por iniciativa de asociaciones y ciudadanos individuales argentinos residentes en el exterior.
Se reunieron frente a las embajadas y consulados de Amsterdam, Bruselas, Ginebra, Barcelona, Berlín, Milán, Madrid, Toulouse, Valencia, Pagini, Sao Paulo, Montevideo, Toronto y Ciudad de México.

Las banderas de la CGIL, la CISL y la UIL frente al Cogresso (Foto: cortesía Inca).
“La pertenencia a la CGIL no es sólo simbólica –explica Arona–. Tanto en Italia como en Argentina todo el sistema de seguridad social está amenazado. La ley presupuestaria del gobierno de (la presidenta de Italia, Giorgia) Meloni, aunque sobre los papeles no elimina las ayudas a los grupos vulnerables, eleva los requisitos para acceder a estos derechos". Transformar la posibilidad de ejercerlos en una carrera de obstáculos burocráticos.
Los que corren mayor riesgo son los ciudadanos que están próximos a la jubilación. “Quienes se encuentran –dice Arona– por cumplir la edad para poder jubilarse del trabajo, cada vez avanzan más”.
La situación se complica aún más para quienes han pagado parte de los aportes en Italia y parte en Argentina. "La manta es corta en cualquier lado del Atlántico que la saque", añade.
La huelga comenzó al mediodía, pero muchos negocios y bares permanecieron abiertos, también porque la movilidad estaba permitida por el hecho de que los trabajadores del transporte público optaron por cruzarse de brazos a partir de las 19.00 horas, para permitir a los manifestantes regresar a sus casas una vez terminada la marcha.
Por la mañana, la policía intentó impedir que los miles de personas que se acercaban al Congreso caminaran por la calle, en particular por la Avenida Callao, obligando a la multitud a permanecer en las veredas, pero al poco tiempo resultó imposible contener la gran concurrencia de manifestantes.

Manifestantes en Avenida Callao (Foto: Francesca Capelli).
A pesar de los temores de los organizadores, no se produjeron grandes incidentes.
Ahora queda por entender si el gobierno y los legisladores llamados a aprobar el DNU y la ley ómnibus están dispuestos a escuchar la voz de los ciudadanos o si consideran la huelga una especie de deahogo del descontento y las protestas, que debe ser tolerada y luego avanzar sin dudar con su proyecto político.