BUENOS AIRES - El proyecto de ley para la construcción del Museo de la Inmigración Italiana en la Ciudad Buenos Aires dio un paso decisivo hacia su concreción, con la aprobación de la concesión por treinta años de los terrenos necesarios.

La iniciativa fue presentada en la Legislatura porteña por la diputada Paula Michielotto y prevé una extensión de treinta años para la concesión de los terrenos asignados en diciembre de 2023, un período significativamente más largo que los cinco años previstos de manera inicial.

La ley ya superó la primera “lectura” en el recinto el 12 de diciembre, con el apoyo de 54 legisladores sobre 57, una señal clara de que el proyecto está tomando forma.

Dario Signorini, presidente del COMITES de Buenos Aires y de FEDIBA, subrayó la importancia de este paso. “El museo está convirtiéndose en una realidad y estamos muy cerca de su construcción. Somos optimistas: creemos que en marzo de 2025 la ley será aprobada definitivamente y el proyecto podrá ser puesto en marcha -afirmó-. Es una iniciativa que para la comunidad italiana en Argentina representa un sueño que está a punto de concretarse, un reconocimiento al aporte histórico de la inmigración italiana en el país”.

El museo no solo será un tributo a la memoria del pasado, sino también un espacio de trabajo colectivo y un laboratorio de ideas para el futuro, con un fuerte enfoque en los jóvenes. “Será un espacio dinámico, en continua actualización y a la vanguardia”, agregó el presidente del COMITES.

La aprobación del proyecto es solo una parte del proceso. Como explica Signorini, para este tipo de leyes se requieren dos “lecturas”, es decir, dos presentaciones en la cámara, con sus respectivas votaciones.

La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires deberá convocar ahora una audiencia pública obligatoria, pero sin efectos vinculantes, antes de la segunda lectura y la aprobación final.

Una imagen del proyecto de construcción presentado.

El espacio concedido para el museo está frente a Aeroparque, cerca del monumento a Cristóforo Colombo, frente al Río de La Plata.

El proyecto de ley fue presentado con el plan de construcción del edificio, estimado en cinco millones de euros, “una obra que daría trabajo a muchas personas”, como destacó Dario Signorini, con una arquitectura moderna que considera la sostenibilidad ambiental. En cuanto a las exposiciones que albergará, el contenido del museo se inspirará en el de Génova, inaugurado hace dos años.

Estos aspectos hacen de la iniciativa una gran contribución al panorama cultural de la ciudad. “Estamos muy optimistas porque los diputados ven que, por un lado, habrá una importante inversión privada y, por otro, el enorme valor cultural del proyecto”, explicó Signorini.

En esta etapa, es fundamental el apoyo de las autoridades diplomáticas italianas, en particular el embajador Fabrizio Lucentini y el cónsul general Carmelo Barbera, quienes están colaborando activamente en la involucración de empresas italianas.

La gestión de los fondos para la construcción, el mantenimiento y las actividades del museo se hará a través de una fundación similar a la del Teatro Coliseo, para dar garantías jurídicas a los inversores, siguiendo el mismo modelo.

“Queremos que el museo se convierta en un símbolo de unidad para nuestra comunidad, al igual que el Coliseo, que es el único teatro italiano fuera del territorio nacional. Este será el único museo de este tipo en Argentina -declara Signorini-. Es un logro de toda la comunidad italiana que, organizada, ha llevado el proyecto a los legisladores de todas las facciones, de centro, de derecha y de izquierda”.

La adhesión de la colectividad es total, sin distinción de corrientes políticas, con cartas de apoyo enviadas a la por los nueve Legislatura de Argentina y por muchas instituciones, entre ellas el Club Italiano y la Federación Argentina de Colectividades. Además, a nivel internacional, el diputado italiano Franco Tirelli anunció su apoyo al proyecto.

El Museo de la Inmigración Italiana no será solo un lugar de memoria, sino también un espacio dinámico e innovador que celebra el trabajo colectivo.