PESCOPAGANO (POTENZA) – Debía realizarse en 2020, pero la pandemia obligó a reformular los planes. Y al final el primer encuentro de pescopaganeses en el mundo coincidió, sin haberlo planeado, con el Año de las raíces italianas y con la gran exposición BasílicatË.

De esta forma, entre el 1 y el 13 de agosto tuvo lugar el megaencuentro en Pescopagano (Potenza). El organizador de los eventos in situ fue Antonio Zazzerini, un chef pescopaganés apasionado por el territorio y las tradiciones, que soñaba desde hacía años con realizar el proyecto.

Llegaron unas cien familias, lo que supone casi 400 personas.

El apoyo fue unánime. Desde el alcalde Francesco Ambrosini hasta las instituciones regionales, pasando por tres asociaciones locales: el Comité Pescopagano 2020, Praticamente (organismo que organiza el Festival de la Podolica, una raza bovina) y la Unión regional de cocineros lucanos.

“La mañana la dedicamos a las excursiones”, dice Zazzerini. Matera y Maratea, San Giovanni Rotondo (Foggia, ciudad del Padre Pío), Positano (en la costa de Amalfi)... La tarde continuó con actividades sociales y encuentros con asociaciones e instituciones.

“Además, concentramos en los trece días que dura el encuentro una serie de eventos populares que tienen lugar en otras épocas del año”, continúa Zazzerini. De este modo, los pescopaganeses de la diáspora pudieron asistir a las hogueras de Sant'Antonio el 7 de enero (una ocasión en la que se baila alrededor del fuego hasta que se apaga) y al famoso vuelo del ángel, el 30 de junio, para la celebración de patrón San Francisco de Paula.

“También organizamos una peregrinación nocturna al santuario de la Madonna di Montemauro, que tendrá lugar el último domingo de mayo”, explica Zazzerini.

El 5 de agosto fue el día del desfile de las delegaciones, que desfilaron por las calles de Pescopagano, cada una con la bandera de su país de origen: Estados Unidos, Argentina, Venezuela, Canadá... Y no faltaron los pescopaganos que emigraron. a las ciudades de Italia del Norte, con la bandera del municipio.

“El encuentro terminó el 13 de agosto con una cena en el centro de la ciudad, en Corso Umberto, con una mesa de 600 personas –recuerda con orgullo Zazzerini–. Un evento que simboliza la unidad y el arraigo”. Durante el cual amigos de la infancia y completos desconocidos se encontraron comiendo codo con codo.

Argentina contribuyó a la reunión enviando unos quince pescopaganeses nativos, todos miembros de la Sociedad Pescoganesa de Lanús, un suburbio del sur de Buenos Aires, fundada hace más de 100 años.

“Algunos de ellos no regresaban al lugar desde hacía cincuenta o sesenta años – afirma la vicepresidenta María Eugenia Serrano–. La emoción fue doble: encontrarnos con familiares que nunca habíamos visto, reencontrarnos con amigos de la infancia, pero también con sus hijos y nietos. Y conocer a otros aldeanos de todo el mundo”.

Entre ellos se encontraba Filomena Di Giromini, ganadora del concurso de recetas del proyecto BasílicatË, que llegó siendo niña en 1949 a Buenos Aires, donde había sido enviada por su familia, muy humilde, para ser adoptada por un matrimonio argentino sin hijos, que la quiso muchísimo.

“Ya había regresado otras veces a Pescopagano –dice Serrano– pero quería estar allí de todos modos, acompañada de su marido de origen español, pero ahora “lucano honorario”.

Filomena (primera a la derecha) desfila con la delegación argentina.

Cada participante pagó de su propio bolsillo el viaje y el alojamiento, mientras que el programa de actividades lo ofrecieron los organizadores.

La idea es que la iniciativa tenga continuidad y que del encuentro surjan otros proyectos. Por ejemplo, el regreso de las visitas a diferentes comunidades por parte de los pescopaganeses. “Pero también intercambios de jóvenes –afirma Serrano–. Ahora se postula la Sociedad Pescopaganesa de Lanús”.