BUENOS AIRES – BB King eligió el nombre de su hija, Cecilia, la patrona de los músicos.

Mercedes Sosa prácticamente lo obligó a acompañarla en auto hasta Ushuaia, parando a comer en restaurantes de camioneros, donde la cantante era regularmente reconocida e invitada a almorzar a cambio de una canción.

Pero es a Frank Sinatra a quien Peter Deantoni, el histórico manager de estrellas del rock argentino e internacional, le debe todo. A él y al hecho de que habla muy bien inglés.

Pero la historia comienza mucho antes. De un abuelo piamontés llamado Laureano Pietro ("yo me llamo como él, pero para los angloparlantes es impronunciable, por eso lo simplifiqué con Peter", revela) que emigró a Argentina.

“Había estudiado en Roma –dice Peter– hablaba tres idiomas”. Algo poco común en aquella época.

En el barco, durante la travesía, conoció a una chica inglesa y, gracias a ser multilingüe, pudo hablar con ella y conquistarla. Una vez finalizado el cruce, los dos ya estaban enamorados. Se casaron apenas llegaron a Argentina.

La vida le dio a Peter muchas cartas para jugar.

“Con mis padres vivía en San Isidro, la zona norte del conurbano –explica–. Eran los cuidadores de la quinta de una pareja de ricos terratenientes texanos. Crecí con sus hijos y aprendí a hablar inglés al mismo tiempo que español”.

Deantoni jamás perdió su alma rockera.

El amor por la música fue igualmente precoz. “Tenía 10 años y mi madre me llevó a ver una película con Elvis Presley –cuenta–. En la secundaria me peinaba el pelo con patillas, como él. Estudiaba guitarra, quería ser músico".

Al principio se limitaba a ayudar a descargar los parlantes e instrumentos antes de los conciertos de artistas nacionales, para poder entrar gratis.

Paso a paso, comenzó a trabajar en la producción de importantes giras, de grupos y solistas, entre ellos Los Gatos y Los Abuelos de la Nada, grupo fundado en 1967 en el que estaban Miguel Abuelo y el legendario Pappo, estrella del rock nacional, de origen napolitano. También trabajó con ellos cuando se convirtieron en solistas.

Pronto llegaron trabajos internacionales, por ejemplo con Joe Cocker.

A partir de ahí, su carrera fue en ascenso.

“Era 1977. Suena el teléfono a las 4 de la mañana, siento que alguien habla en inglés –recuerda–. Pienso en un chiste de algún amigo. En cambio, era el agente de Sinatra, que buscaba un productor que no cometiera errores, palabras textuales, para la gira argentina. Y que hablara inglés”.

Fue Peter quien fue a recoger a The Voice al aeropuerto de Ezeiza, con Palito Ortega, otra estrella del rock nacional.

“Tenía que presentarse en el Luna Park, donde hasta el día anterior había habido un espectáculo del Circo de Moscú y en el suelo había arena y suciedad de los elefantes –continúa Deantoni–. Nos dieron 10 minutos para limpiar todo y montar el escenario. Incluso el dueño del teatro había venido a ayudar, mientras el guardaespaldas del cantante nos observaba y jugueteaba con su arma".

Al final Sinatra apreció tanto su trabajo que recibió una carta de invitación a Estados Unidos, con visa permanente.

Fue allí donde finalmente despegó la carrera de Peter Deantoni.

En Estados Unidos pudo tomar contacto con las estrellas del rock del momento, desde BB King hasta los Rolling Stones, y traerlos a la Argentina. También organizar giras de cantantes nacionales en Estados Unidos.

“Cuando Pappo murió en un accidente de moto en 2005, estábamos preparando una serie de conciertos”, murmura con una voz que delata cierta emoción.

Precisamente sobre Pappo publicó hace unos años su primer libro, Pappo made in USA (Planeta, 2016), que hoy es difícil de encontrar en librerías.

“Mi hija me dio la idea, sugiriéndome escribir anécdotas y recuerdos para amigos y así dejar de contarle a ella y a su hermano historias que ya habían escuchado mil veces”, bromea.

Ahora acaba de salir un segundo libro, De la A a la Z con Peter Deantoni (Editorial Autores de Argentina, para comprarlo basta con contactar directamente al autor al whatsapp 11-6462-1806).

Se trata de una colección de recuerdos extraordinarios vinculados a los grandes de la música latinoamericana, europea y estatunidense, con los que Peter compartió tramos más o menos largos de camino: los Babasónicos y Andrés Calamaro, la Mona Jiménez y Gustavo Cerati, Charlie García, Serrat, Rod Stewart, Nino Mestre, Cristian Castro y Ricky Martin, a quien hizo cancelar un concierto en Salta ("Porque el escenario no tenía las condiciones mínimas de seguridad", precisa).

La portada del último libro de Peter Deantoni.

Son pocas, en proporción, las mujeres artistas ("Porque el mundo de la música es machista", afirma sin vueltas). Sin embargo, destacan nombres ilustres como Nina Hagen, la negra Mercedes Sosa y Celeste Carballo.

“Peter Gabriel la quería a Celeste para hacer un dúo con Don't Give Up en el concierto de Amnistía Internacional y ella le dijo que no porque ya tenía otros compromisos –relata, todavía incrédulo–. Le dije que aceptara, que pagaríamos todas las penalidades, pero ella no quiso".

Muchas historias, muchos recuerdos, muchas anécdotas quedaron fuera del libro, hasta el punto de que se está planificando un segundo volumen.

Con Rod Stewart, en Ezeiza, para el Mundial '78 (cortesía Deantoni).

Peter Deantoni no se arrepiente de nada. o de casi nada. Porque tiene un sueño no realizado: trabajar con Jimi Hendrix.

“Soy un hombre afortunado –comenta Peter –. Tuve todo en la vida. Y si pudiera volver atrás haría lo que hice sin cambiar una coma”. O, mejor dicho, una nota.