Un fuerte escándalo estalló en los Juegos Olímpicos de París, en este caso en el boxeo femenino. Se debe a la participación de Imane Khelif y Lin Yu-ting, boxeadoras descalificadas del Mundial de 2023 por tener los cromosomas XY (como tienen los hombres), cuando las mujeres tienen dos cromosomas X.

El diario español “Marca” indica que la argelina Khelif se había llevado críticas antes de su combate con la italiana Angela Carini, y mucho más después de la pelea, que duró 46 segundos porque Carini se retiró tras el primer derechazo, diciendo que le había "dolido muchísimo" para luego ponerse a llorar.

“Mi ha fatto malissimo”, se le podía leer en los labios a la italiana, lo cual significa “Me dolió mucho”. También dijo repetidas veces “no es justo” durante el veredicto y negó el saludo a la argelina al finalizar.

El viernes será el turno de la taiwanesa Yu-ting, que peleará contra la uzbeka Turdibekova. A pesar de tener unos altos niveles de testosterona en las pruebas mostradas, el Comité Olímpico Internacional (COI) permitió las respectivas participaciones.

Vale aclarar que ambas nunca se han declarado ni transgénero ni intersexuales. Incluso habían participado con normalidad en todas las competiciones hasta el año pasado, cuando unas pruebas revelaron altos niveles en testosterona y los cromosomas XY ya nombrados.

Khelif fue subcampeona en el Mundial de 2022 y Yu-ting fue campeona del mundo en 2018 y 2022.

En Argelia, consideran una falta de respeto las críticas hacia su boxeadora, hasta el punto de que nombres importantes como el de Ismaël Bennacer han salido en su defensa.

El presidente argentino Javier Milei, férreo oponente a la agenda de género, no perdió la oportunidad de criticar en redes. “A ver boluprogres. Vengan a explicar esto...”.

Eugenia Roccella, ministra italiana de Familia, Natalidad e Igualdad de Oportunidades del Gobierno de la ultraderechista y aliada de Milei, Giorgia Meloni, había comentado:

“Resulta sorprendente que no existan criterios ciertos, estrictos y uniformes a nivel internacional. Y es sorprendente que precisamente en los Juegos Olímpicos, un acontecimiento que simboliza la equidad deportiva se pueda sospechar, y mucho más que sospechar, de una competencia desigual e incluso potencialmente arriesgada para uno de los contendientes”.

El Comité Olímpico Italiano (CONI), tras ver el revuelo que se ha levantado por este combate, anunció que “se ha activado junto con el Comité Olímpico Internacional (COI) para que los derechos de todos los y las atletas se ajusten a la Carta Olímpica y a las regulaciones sanitarias”.